Como otros muchos decires de esta tierra,
algunos siguen pronunciándose en contadas ocasiones sin que por ello quien lo dice conozca de su verdadero origen, y que en este caso, algunos atribuyen erróneamente al ensordecedor “cloquío” de las gallinas blancas
ponedoras (algunos decían que eran el resultado de cruces con la gallina guineana), que allá por los años sesenta
del pasado siglo se criaban en las azoteas de la Isla, bien en gallineros o en
jaulas para ponedoras. La venta de los huevos constituía un ingreso
complementario para las familias en aquellos tiempos difíciles, década en que se dejaba atrás la autarquía con la llegada de los ministros tecnócratas y la ayuda de los EE.UU. al régimen. Pero no era este el origen de nuestro decir.
Los hermanos Millares Cubas en la “Refundición del Léxico de Gran Canaria”
incluyen su significado que es bastante distinto al imaginado: «GUINEO.- Vino de América, donde guineo era
un baile de negros y también el canto monótono que lo acompañaba. Para nosotros
el guineo es una canturía continuada, monótona y fastidiosa; por ejemplo, el
quejido sin lágrimas del niño después de una rabieta. También se llama guineo
la conversación aburrida y monótona de los solistas o modernos latistas,
semejante al zumbido de un abejón.
Con
este vocablo se ha construido un refrán canario ¡Guineo de boca cualquiera lo
toca! que, ¡oh, maravilla! diríase expresamente hecho para el Parlamento
hispano en el que tanto abundan los guineos y los cualquieras».
Años después, Pancho Guerra nos da su versión
más actualizada: «GUINEO.-Sonsonete
molesto en que puede caer un ruido o una conversación. (Guineo es en castellano
cierta música y baile de negros. Por aquí se endereza la raíz del popular
término. Quevedo, en el Libro de todas las cosas, dice: "Si escribieres
comedias y eres poeta, sabrás guineo en volviendo las “rr”, “ll” y al
contrario, como Francisco Flancisco, Primo Plimo." Según el Diccionario,
es cierto baile de negros. Música de este baile….)».
Nos remite también Pancho Guerra en el
significado de “guineo” a otro
término «TINETE.- Sonsonete, reiteración
monótona de sonido o palabras. Petición insistente y molesta: "iCogió un
tinete... !". Tonillo o entonación peculiar que imprime una persona a su
habla. Se aplica también a la canturia con dejo de los chicos de la escuela,
cuando colectivamente dicen o estudian una lección. Es, pues, un tonillo, dejillo,
sonsonete, retintín, dicción de cadencia monótona».
El remitido que nos hace Pancho Guerra al
castellano, no es otro que la segunda acepción del DRAE. «GUINEO.- 2. m. Cierto baile de movimientos violentos y gestos cómicos,
que era propio de la gente de raza negra. Pero es precisamente su tercera
acepción «3. m. Tañido o son del guineo,
que se toca en la guitarra», la que nos permite entender el significado del refrán canario recogido por los
hermanos Millares Cubas, pues es más difícil “tocar” su son en la guitarra, que simularlo o “tocarlo con la boca”, como
bien dice el repetido refrán ¡Guineo de
boca cualquiera lo toca!.
Después de todo lo dicho, hay un “guineo” querido y reconocible en el recuerdo, con su particular acompañamiento, que
se hizo famoso en el pasado siglo para la chiquillería y mayores, era el que gritaba
Pepe Cañadulce cuando se anunciaban las fiestas del lugar. Aquel personaje del
barrio de San José de Las Palmas, tenía el atributo de que su voz ampliada
emitiera uno de los pocos “guineos”
que siempre motivaba alegrías y sonrisas, ganando afectos y simpatías. No podía
tener otro apodo más acertado para conquistar el buen ánimo en la chiquillería: “Cañadulce”, ese pedacito pelado del
tallo de la caña de azúcar que era chupado como golosina. Como dice la locución conocida: ‘Si masticas el chupo, te queda un sabor a jarabe’.
Nuestro recordado Pepe era quien con su
característico “guineo”, después de
redoblar su tambor, usando un gran fonil a modo de amañado altavoz o megáfono del
siglo pasado, se convertía en el pregonero de todas las fiestas de barrios, siempre
acompañando a los “papahuevos” y a la
improvisada y desafinada banda de música del lugar.
Sus hábitos, costumbres y salidas de
tono, en su permanente deambular por las calles de su popular barrio de San
José, los escribió el poeta de Valleseco Olegario Marrero Tadeo para la “Isa a Pepe Cañadulce” que interpretaron
“Los Faycanes”, con música del director
del grupo Antonio Cejudo.
Ya llegan los papahuevos bailando a la
Portadilla
Cañadulce es el primero gritando con su
bocina.
El tambor a la cintura, de vez en cuando un redoble
¡cachimba! soltó el Rapadura ¡hijo puta! le
responde.
Se acerca con el guindilla una jurria en
pelotera
y el Parranda en una esquina se duerme la
borrachera.
Tiraron tres voladores cerquita del torreón
y del fondo de un portón salieron las
maldiciones.
Ya se van pal Moñigal el guindilla con la gente
y los papahuevos detrás y Pepe el bobo
caliente.
El característico “guineo”, a grito pelado con su boca pegada a la del gran fonil de
latón, de aquel que era conocido popularmente como Pepe Cañadulce, José Santana Castro decía su documento de
identidad, era un reconocible “tinete”
que dejó de oírse a mediados del mes de octubre de 1991, cuando su corazón ya
no pudo resistir la “avería” que le
aquejaba de tanto trasiego de vida que vivió con plenitud y regocijo.
Para los más jóvenes, incluimos el
significado de algunos canarismos del diccionario de la Academia Canaria de la
Lengua: «PAPAHUEVOS.- Cada una de las
figuras de gigantes o enanos de gran cabeza que animan ciertas fiestas. U. m.
en pl. ‘Cuando era chico, les tenía mucho miedo a los papahuevos’» y el desusado
término aragonés del «FONIL.- Utensilio
de forma cónica, con el extremo inferior más estrecho, para trasvasar líquidos.
‘Si hubiera usado un fonil, no habría derramado tanta leche’».
Pancho Guerra nos amplía el
significado de la segunda: «FONIL.-
Expresión popular y casi exclusiva del embudo. (Registrado en el Diccionario,
pero de poco uso en la Península.) Por similitud se dice que "es un
fonil" el bebedor incansable». El remitido al DRAE que nos hace nuestro
célebre autor a dicho término, nos aclara su particular uso en la península «Embudo con que se envasan líquidos en las
pipas».