jueves, 30 de enero de 2014

Estás más flaco que un guirre




Nuestros decires se han construido y enriquecido en los siglos transcurridos, incorporando al mismo palabras de nuestro léxico entre las que se incluyen las heredadas de la lengua aborigen, como es el caso del "guirre". Forman parte de nuestro lenguaje coloquial, el que hablamos en la vida diaria y con el que nos comunicamos con nuestros allegados.

Por esta función de comunicación coloquial de la que nace, es sumamente frágil y está sujeto a continuas adaptaciones al tiempo y al medio en que vivimos, a los cambios sociales operados, y como no al deterioro de nuestro medio natural por la propia contaminación "antrópica" por la propia actividad humana.

El desuso de forma casi generalizada de este decir que en sentido figurado compara la condición física del hombre con el "guirre" que siglos atrás abundaba en las islas, es el efecto paralelo a la progresiva extinción de este ave rapaz conocida con el nombre dado por los antiguos canarios, puesto que la ausencia de su contemplación por las nuevas generaciones impide la comparación que dio origen a este decir, y así termina por olvidarse o sustituirse por otros parecidos, como aquél que reza "Estás flaco como una tea", por la visión del delgado palo extraído del interior del pino canario (Pinus canariensis) muy resinoso y de color rojo acaramelado que llamamos tea, prácticamente incorruptible, muy apreciada en construcción en interiores y  exteriores.

Curiosamente la compleja razón de la alarmante extinción del "guirre" se  encuentra la falta de sus recursos alimenticios, en gran medida provocada por la estabulación del ganado y desaparición de los muladares o sitios donde se echaba el estiércol y la basura doméstica, habitat donde el ave encontraba su sustento. Si a ello añadimos el expolio de nidos y el uso de venenos para combatir las plagas de distintos animales que al ser su sustento se convierte en letal para las aves carroñeras.

Se ha abierto una nueva esperanza de recuperación que pretende garantizar una protección adecuada de esta especie en las islas orientales, intentando que se mantenga una población sana y estable, con efectivos reproductores y áreas suficientes para garantizar su viabilidad genética y demográfica. Siglos atrás, dieron nombre a muchos lugares para crear topónimos, e inclusive los castellanos, a las inaccesibles cuevas aprovechadas por la cultura aborigen, les llamaron palomares y guirreras.

De esas locuciones y decires del siglo XIX no recoge Agustín Millares Cubas dos muy ilustrativas de la condición física humana del sujeto:

«ENGUIRRADO.- Flaco, desmedrado, triste, macilento, de aspecto semejante al del guirre. El guirre es el buitre canario, según más adelante se dirá. Que está enguirrado suele decirse del individuo enfermo o taciturno que permanece recogido sobre sí mismo, en actitud de tristeza y abatimiento, dibujando una silueta semejante a la del guirre cuando se posa en lo alto de una peña.

GUIRRE.- — Este es el nombre, derivado probablemente del idioma guanche, que los canarios dan al "buitre". Como esta ave de rapiña cuando está posada en lo alto de una peña, tiene silueta de viejo tristón y flaco, es muy frecuente comparar con un guirre a la persona delgada y macilenta.
¡Qué flaqueza la de este niño! Está hecho un guirre.
Ya en el siglo XX, Pancho Guerra nos pinta irónicamente en el diálogo familiar a un aludido personaje en su obra Las Memorias de Pepe Monagas: «Dijo su padre una noche, después del Rosario, a su madre, sacando a la vieja del apoyito en que la mecía, fijo, el guineo fañoso del ora "por" nobis :
Tu hijo Lucas tira a guirre. Y el guirre es caballero de la brisa, y la inclusive del viento, hasta que cualisquier casadorsejo la agüaita, lo encañona y lo abaja como un cortacapote.. .
   iSús, tal desgrasia! brincó ella del embeleso al susto».
En cuanto al "guirre" veamos la definición que nos aporta el diccionario de la Academia Canaria de la Lengua: « guirre. 1. m. (Neophron percnopterus majorensis) Ave rapaz de un metro y medio de envergadura, con el pecho y el vientre blancos, la espalda manchada de negro, blanco y castaño, y las alas con las guías de color negruzco. Nidifica en riscos y acantilados, y se alimenta de carroña, insectos, lagartos e, incluso, caracoles. Según parece, ya solo quedan algunas parejas de guirres en Fuerteventura y Lanzarote. 2. m. Persona flaca y consumida. Si lo ves ahora, te da hasta pena, porque está hecho un guirre».

Si está claro que el decir tenía por destino a un varón, pues mal visto estaría comparar a una mujer, por muy delgada que esté, con un "guirre", y así la sabia lógica coloquial ideó aquel otro que reza "Estás más flaca que una anguila", comparando a la delgada y enfermiza mujer canaria con las anguilas (Anguilla anguilla) que se encontraban en los pilancones y charcos de algunos barrancos en los que se organizaban buenas "anguiladas".

El ilustre Gregorio Chil y Naranjo, en un manuscrito conservado en su MUSEO CANARIO nos relata con gran detalle la excursión que hiciera el 1º de octubre de 1871 a Los Tilos, por donde discurre el barranco de Moya:

«Determinose hacer una anguilada y luego la comida en los Tilos. (...)  Separadas las aguas de su cause y aislados los charcos se les echa cal, pero principalmente lo que produce mas efecto son las tabaibas, de cuya operacion se encargó un tal Domingo Bartolomé, (el guarda), de los Tilos hombre que jamas puede estar tranquilo y notable por su ajilidad para trepar, asi es tan pronto lo víamos en la cúspide de aquellos inmensos riscos procurándose las tabaibas, como iba á casa á traer cualquier objeto que se le mandaba á buscar. 

Al poco tiempo las anguilas se presentan borrachas en la superficie y por los bordes del charco, un silencio completo reina entonces en todos y entrando las manos por debajo se les arroja fuera del agua pues es tanto lo que resbalan que es imposible poderlas tener en las manos: cada vez que sacaban una es indescriptible el efecto producido y á este ejercicio se entregaban los que podian».

Probablemente este último decir dedicado a las féminas, no retrataba a una mujer "desmedrada, triste, macilenta", tal cual se describía por Millares al hombre, más bien sería una mujer simplemente "flaca", pero eran tiempos en que los mullidos varones presumían enarbolando aquello de "con más carne, mejor lo pasas". Qué tristes y macilentos estarían éstos hoy en día.

lunes, 27 de enero de 2014

Hijos de gatos casan ratones




Este antiguo decir adoptado del castellano con el seseo canario operado sobre el verbo "cazar", argumenta como idea principal que la herencia genética de padres a hijos comporta atributos buenos y malos, si bien siempre ha sido usado para destacar que las buenas aptitudes del hijo son fiel reflejo de las mismas aptitudes que tenía su progenitor.


Del seseo canario hay que destacar que muchos autores han avalado documentalmente que este fenómeno de pronunciación se encontraba ya en el habla de los primeros españoles que llegaron a las islas (MORERA, M.: "Algunas características del español canario del s. XVIII", Anuario de Estudios Atlánticos, 2004).


Las buenas aptitudes del gato para la caza guardan relación con el desarrollo de sus buenos sentidos, con una vista excepcionalmente adaptada a la caza, especialmente de noche al disponer de una excelente visión nocturna, periférica muy amplia y binocular que le permite calcular distancias con exactitud. La visión diurna es deficiente, no es tan buena como la de los humanos. Detectan como buen felino con más facilidad el movimiento que el detalle, si bien se cree que distingue una limitada gama colores. Por contra su oído es extremadamente sensible, detectando una amplia escala de sonidos que alcanza los ultrasónicos, si bien es menos sensible a las frecuencias bajas.


Probablemente el gato y el burro son los animales que más aparecen en el refranero español, y este decir en concreto parece tener sus raíces en el antiquísimo ya en desuso que reza "De padres gatos, hijos michinos", palabra esta última con la que coloquialmente antes eran llamados los gastos, y que prácticamente ha sido sustituida también coloquialmente por "minino". El gato es también de todos los animales domésticos, el que más se asocia a supersticiones y leyendas, y ya en el antiguo Egipto eran sagrados, encontrándose una divinidad con cabeza de gato llamada Bastet, o representada como un gato doméstico sentado.


Entre los distintos refranes de gatos, encontramos otro muy usual en las islas que reza  "La gata que pare deprisa, trae gatos ciegos", sin que se conozca si esta sentencia tiene respaldo científico, o simplemente es consecuencia de los partos anómalos, pues desde que su primera cría entra en el canal de parto, puede tardar un mínimo de treinta  minutos en nacer, y los siguientes nacerán cada uno al menos con media hora de separación. Sí es conocido que si la gata detecta peligro o la presencia de otros animales, retrasará el parto, posiblemente por su instinto de protección de madre, dado que sus crías nacen sordas, ciegas y desvalidas, permaneciendo así durante un mínimo de ocho días.


Curiosamente este conocido mundialmente decir, en versiones similares, aparece documentado en un antiguo proverbio italiano «La gatta frettolosa fece i gattini ciechi», que traducido al español sería «La gata presurosa pare los gatitos ciegos». Todas las versiones tratan de trasmitir el mensaje de hacer las cosas con calma, y que la prisa no es buena consejera.


En las islas a la palabra "gata" se le daba otra acepción, y así Agustín Millares Cubas nos contaba que «Coger una gata es emborracharse, o intoxicarse como hoy dicen las personas eruditas y bien educadas». Luego evolucionó de alguna forma y así Pancho Guerra nos decía que "gatadas" son «malas artes, ventajismos». 

Habrá que entender que el primero obedece a las dificultades de "coger una gata" por sus continuas esquivas zigzagueantes, como que el perseguidor emula el zigzagueo del borracho. El segundo posiblemente se debe a la defensa a ultranza que hacía la gata de su camada cuando algún intruso pretendía disponer de ella y resultó aruñado por la diligente madre.


También se escucha en las islas un antiguo pareado  que trata de las facultades del gato en su mejor atributo:
«Hay gatos de condición
que cogen la perdiz volando,
otros se pasan la vida cazando
y no cogen ningún ratón»


pareado que en realidad va destinado a los humanos ineptos de condición.

sábado, 25 de enero de 2014

Azafrán por la noche, luz por el día, todo es bobería





Este antiguo y largo decir trata de demostrar que en la vida no se puede estar pendientes de tonterías o boberías, de presumir o entretenerse con cosas inútiles o banales, que en la práctica no aportan ningún provecho o beneficio material, moral, e incluso sentimental.

Para ello recurre figuradamente a los tiempos de las lámparas de aceite o de bencina que iluminaron tantos hogares grancanarios, hasta que surgió a principios del siglo XX la "fábrica de la luz" promovida por el abogado teldense Eusebio Navarro Ruiz en la plaza de la Feria. Eran tiempos en que poco importaba que el caldo o tumbo del potaje de la cena llevara o no azafrán como colorante, porque poco se distinguía de noche el color del caldo y lo importante era la sustancia que llevaba. Al igual que nada añadía la luz de la lámpara encendida durante el día, cuando la luz del sol penetraba por el patio central de las casas.

Presumir era como contar tonterías o boberías un atributo que descalificaba a la persona en aquellos tiempos que el comportamiento y esfuerzo personal eran muy importantes.

El académico Agustín Millares Cubas lo manifiesta de forma más ilustrada cuando recoge en su léxico «BOBEAR.- Del sustantivo bobo el verbo bobear, decir tonterías, hacer el tonto, ponerse en ridículo, sobre todo en presencia de personas del otro sexo.
— Pepito ni por casualidad dice una cosa razonable. Siempre está, bobiando». 

La inclusión menos ilustrada de la expresión popular del gerundio "bobiando" de nuestro léxico, nos acerca al popular verbo "bobiar", del castellano "bobear", sustituyendo la letra "e" por la "i", cambiando el fonema vocálico medio por uno cerrado, usual en las islas al ser más melodioso y suave. Del mismo incluye Pancho Guerra además del verbo "tontear", la acepción muy al uso en las islas de "presumir", que explica el verdadero significado de nuestro decir.

Un ejemplo nos lo obsequia este último autor en las Memorias de Pepe Monagas cuando recoge: 
«iAy, Señó ... ! La que está soltera, se hiso amiga, pero como de uña y carne, de una maestra enralada que mandaron allá atrás, ¡que maldita la hora usté! Pegó a agarrarme mañas de señorita y a bobiar, lo mismo con los pelos, que con los besos, que con los muchachos.. ¡Dígame usté cómo sería, que toda pintorriada y vestida de fulgurante, se metía en los plantanes a coger papas ...!». 

Como hemos mencionado las lámparas de bencina -derivado del petróleo que se utilizaba como combustible y de la que también hubieron planchas- no debemos dejar de mencionar esas locuciones muy al uso en la época que se dedicaban a aquellas personas que se iban de un lugar con demasiada prisa, de los que se les decía que se fueron "como perros con bensina" o "como gatos con bensina", sentido figurado que tuvo su origen en aquellos tenderos de aceite y vinagre, quienes cansados de aguantar alguno de estos animales de compañía que le incomodaban, recurrían al chorrito de bencina en el rabo para que desaparecieran de su tienda.