viernes, 22 de enero de 2016

Puso los ojos como chernes

Los hermanos Luis y Agustín Millares Cubas en su obra “Léxico de Gran Canaria” (1924) recogen la locución verbal “Poner los ojos como chernes”, añadiendo la siguiente explicación: «Ya hemos dicho que la voz cherne que designa al pez más sabroso de las pesquerías africanas, es probablemente una deformación del adjetivo "tierno". En tal hipótesis, “poner los ojos como chernes”, es mirar con ternura, con ansia, a la persona o cosa ardientemente deseada. Por ejemplo, el aficionado a obras de arte, cuando se le pone en presencia de un cuadro famoso, de un mueble antiguo, de un tapiz etc. “pone los ojos como chernes”, con lo cual expresa a la vez su admiración y su codicia».

Detalle de fotografía (mundomarinhobr-blogspot-com-es)
En el prólogo de dicha obra, al argumentar las fuentes u orígenes probables del humilde (sic) léxico gran-canario, en el segundo de sus apartados recogen textualmente: «II. Deformaciones de palabras castellanas, usuales y corrientes, verbí gratia, “nombrete”, apodo, “en pelete”, en pelota, “cherne”, tierno, “pilla”, pila de pescado salpreso, “guirrear” por guerrear, “calda” por carda, “fachento” por fachendoso, “fullerento” por fullero, “bondón” por bondadoso, etc.».

A continuación recogen el significado del nombre “cherne”«Para nosotros, la Costa es, por antonomasia la vecina del continente africano, punto de reunión de los pailebotes isleños, que parten cargados de sal y vuelven conduciendo las apretadas pillas de pescado salpreso, alimento del pobre y regocijo a veces del rico. De todos los pescados que de allí nos vienen, el más sabroso es el reputado cherne (¿deformación popular de "tierno"'?) indispensable elemento del sancocho (salcocho) canario que, en las francachelas colectivas, se comía antaño en Los Laureles o el Confital y hogaño en San Cristóbal».

Pancho Guerra en su léxico, no menciona la locución verbal, si bien nos incluye mayor información sobre el “cherne” en su significado: «CHERNE.- Pez semejante a la sama en su forma y a la corvina en su gusto, aunque se le estima superior, hasta el extremo de denominársele popularmente "jamón de La Costa". (La gente isleña de la mar lo encuentra en abundancia en los cercanos bancos de la ribera africana, trayéndolo a su tierra salpresado. En los últimos años, y con la mejora de sus barquitos, también lo vende fresco. Con el cherne se prepara uno de los platos más peculiares de la cocina isleña: el sancocho. El Diccionario de la Academia recoge "cherna", haciéndolo sinónimo de "mero")».

Tampoco el diccionario de la ACADEMIA CANARIA DE LA LENGUA recoge la locución verbal, y el significado recogido es algo más amplio «cherne.- 1. m. (Polyprion americanus) Pez de color pardo que puede alcanzar hasta los dos metros de longitud, aunque generalmente no excede de los cincuenta centímetros. Habita en zonas rocosas, entre los doscientos y ochocientos metros de profundidad. Se alimenta principalmente de cefalópodos y de pequeños peces. Es pescado muy apreciado y se ha consumido principalmente salado. El sancocho es muy sencillo: pescado salado, a ser posible cherne, papas y batatas», añadiendo además una segunda acepción «2. m. GC.  En el juego del envite, carta de gran valor».

Es el “Diccionario Histórico del Español de Canarias”, de Cristóbal Corrales y Dolores Corbella,  el que aporta algo de historia sobre la locución que se convirtió en undecir:

«2. Como chernes. Loc. adj. Grandes y ahuevados. Dicho de los ojos.

1907 Millares “El bombardeo del cabrón” (p.231): […] murmuró poniendo los ojos como chernes: ─¡Carrizo!, pues es verdad.

1907 Millares “El guayete” (p.183): Imaginense ustedes qué figura estaría yo haciendo en aquel momento. ─¡Ay mi madre, pensaba, la folía de trompadas va á dar miedo ahorita mismo! Y todo se me iba en sacudirme el polvo y las telarañas, para disimular el cerote y en mirar hacia la puerta, poniendo en ella unos ojos como chernes».

Continúa la misma obra, después de reproducir el significado que los hermanos Millares Cubas dan al “cherne” ─que ya hemos incluido al principio─ apuntando las explicaciones en cuanto al origen de la locución, citando el tomo IV (1996) de laGran Enciclopedia Canaria (GEC):
(Foto Arquivo TG)

«Frente a la opinión de los Millares, el origen de esta expresión se encuentra en que el ejemplar adulto suele vivir en fondos rocosos entre 200 y 800 metros de profundidad y, cuando es capturado, “al llegar a la superficie suele aparecer con la vejiga natatoria hinchada por la descomprensión y los ojos desorbitados” (GEC IV. Vid. “como antoñitos de vivero”».

También el profesor José  Pérez Vidal en su trabajo “Influencias marineras en el español de Canarias” (Revista de dialectología y tradiciones populares, VIII, 1952, pp. 3-25), remitiéndose a la obra de Millares, recoge «CHERNE. m. fam. Los ojos grandes y saltones de este pez han pasado a ser término de comparación de ojos asombrados y codiciosos. Muy usado en la fr. “Poner ojos de cherne”».

Por las distintas teorías expuestas y recogidas, habría que concluir que nuestro decirdebe interpretarse como “puso los ojos grandes y saltones”, que no se aleja de lo recogido por los Millares Cubas de “mirar con ternura, con ansia, a la persona o cosa ardientemente deseada”, situaciones que en cualquier caso pueden denotar“alegría” o “sorpresa”. Es sabido que su interpretación por las expresiones faciales son: para la primera, «La contracción del músculo cigomático (que va del pómulo al labio superior) y del orbicular que rodea al ojo. Las mejillas se elevan y surgen “patas de gallo”»; y para la segunda, «Los párpados superiores suben, pero los inferiores no están tensos. La mandíbula suele caer». En ambas expresiones su denominador común es que los ojos parecen agrandarse y quieren saltar de la cara.

sábado, 9 de enero de 2016

Introducción y Bibliografía

Detalle (A, Passaporte)
Introducción

Los decires tradicionales de las islas son buena parte de su lenguaje coloquial que nace, al igual que el léxico canario, de forma espontánea como resultado del mestizaje de lenguas de distintas razas que a lo largo de la historia aquí han coincidido, incorporando refraneslocucionesexpresionessentencias, etc. a su habla corriente, popular y vulgar, unas adaptadas y otras adoptadas, definiendo así una forma de pensar y de actuar. En ningún caso debe justificarse su origen en su incultura, sino en la privación o negación de la cultura conocido como efecto "acultural", del que fue objeto la sociedad canaria por la clase gobernante y privilegiada para así mantener su estatus social y económico.

Resultaba además agravado este efecto por el fuerte aislamiento padecido durante siglos, debido al acoso de los barcos corsos de las monarquías europeas que impedían la normal comunicación con la metrópolis, y el mencionado mestizaje de lenguas de las que adoptaba o adaptaba sus voces para enriquecer un léxico que se fundamenta en la coloquial cotidianidad, y del que surgen sus decires como razonados principios filosóficos nacidos de la permanente observación, o combinaciones de palabras del léxico que son bien entendidas por los hablantes de entonces, pues saben a qué se refieren en su sentido real o figurado.

La toponimia, el léxico y los decires son buena parte de nuestro patrimonio inmaterial que estamos obligados a preservar para las futuras generaciones.


Bibliografía
CORRALES ZUMBADO, C. y CORBELLA DIAZ, D.:
Diccionario Histórico del Español de Canarias, Madrid, 2001.

GUERRA NAVARRO, F. (PANCHO GUERRA):
“Léxico de Gran Canaria”, Obras Completas, Vol. III, Madrid, 1977.

MAFFIOTTE LA ROCHE, J:
Glosario de canarismos, Sta. Cruz de Tenerife, 1993.

MILLARES CUBAS, A.: 
Léxico de Gran Canaria, Las Palmas de GC, 1924.
Cómo hablan los canarios. Refundición del léxico de Gran Canaria, Las Palmas de GC, 1932.

MORERA PÉREZ, M.:
“Influencias campesinas en el vocabulario canario”, Anuario de Estudios Atlánticos nº 39, Las Palmas de GC, 1993, pp. 121-156.
“Algunas características del español canario del siglo XVIII”, Anuario de Estudios Atlánticos nº 50, Las Palmas de GC, 2004, pp. 155-209.

O’SHANAHAN ROCA, A.:
Gran Diccionario del Habla Canaria, Madrid, 1995


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Es del rabo torniado.

Este decir campesino, construido a partir del recurso agro-pastoril del rabo de una vaca o un toro, hace referencia a una persona difícil y complicada, que se enfada por cualquier cosa, que además siempre está formando gresca.

También podemos escuchar otra variante como “Es del rabo enrrebesado”, y otra más personalizada como “Fulano es enrabiscado”.

El mal humor (dgtau-wordpress-com)
En cuanto a la primera versión, el término “torniado” pudiera tener su origen en el participio del verbo “tornar”. Nos dice el DRAE que la tercera acepción de dicho verbo tiene el significado de «3. tr. Cambiar la naturaleza o el estado de alguien o algo», de donde se sustenta el sentido de nuestro decir.

En cuanto a la introducción de la vocal “i” en la participio “tornado”, Marcial Morales en su ponencia “Algunas características del español canario del siglo XVIII”, en el apartado de los aspectos fónicos, al comentar de los vocalismos dice añadiendo algunas ejemplos escritos y documentados: «En ciertos casos nos encontramos también con determinadas voces que han desarrollado una yod epentética: ‘la q. se escapare ahora las llebaran apenas tengan alguna como una almiendra’; ‘en punto de trigo morisco por aca no ai quien lo cambeie’; (…) ‘murió el hijo de la Cangreja (...), a rresultas de una palicia que le dieron en una vela en el rrisco de S. Juan’… ».

Otra opción a explicar es la utilización del recurso o símil del rabo de vaca, que concretamos en el género femenino pues como bien dice Grau Bassas en su libro “Usos y costumbres de la población campesina de Gran Canaria”: «Los labradores prefieren las vacas a los toros por su mayor producto y por ser más dóciles para el trabajo. Se utilizan en arar, trillar y arrastrar pesos, uncidos al yugo. Como animales de labranza son inferiores a las mulas, pero el labrador obtiene de ellos mayor rendimiento».

Pues bien, el adjetivo de “torniado”, puede también guardar relación como derivado de ese elemento hidráulico llamado “torna”, que si bien el Diccionario de Canarismos de la ACADEMIA CANARIA DE LA LENGUA lo define en su primera acepción como «1. f. Entrada para el agua en un surco», donde se cierra la entrada del agua, su acción era descrita de manera coloquial como que “la torna se ha virado”, dado que alteraba la dirección y destino de dicha agua de la acequia, como leemos de Pancho Guerra en su obra “Memorias de Pepe Monagas”, cuando nos describe un personaje que puede aproximarse al señalado por nuestro decir:

«… Iba en el coche un don Clemente, natural y vecino del Madroñal, que había hecho una media fortuna en Trasmarino, que era presidente de algo y que se pasaba la vida metido en curia, pleito va, pleito viene: por un lindón corrido un jeme, por una torna virada medio minutos antes de la hora, por la mitad de los frutos de un peralillo cuya sombrita caía en lo de él, porque una jaira le despuntó un cantero de millo bogando... Don Clemente; especialista en contenciosos-administrativos, ganaba casi todos los pleitos no se sabe porqué misteriosas enredinas».

En ese sentido el campesino ha visto que su vaca ha “virado” el rabo, que lo tiene en posición distinta a lo normal, y ello lo define como que tiene el “rabo torniado”.

La segunda versión de nuestro decir, “Es del rabo enrrebesado”, se observa que se usa el prefijo castellano “en_”, muy recurrido por el léxico canario en el mismo sentido  recogido por el DRAE: «1. pref. Interviene, sin significación precisa, en la formación de algunos derivados. Empalizar, embrutecer, encapado. 2. pref. Significa 'dentro de' o 'sobre'. Encajonar, enlatar, embotellar, empapelar, empastar».

En el caso de esta segunda versión de nuestro decir, antepone el prefijo a la palabra “revés”, para la formación del derivado “enrrebesado”. El propio DRAE nos da el significado aquí  utilizado en su quinta acepción: «revés.- 5. m. Vuelta o mudanza en el trato o en el genio», de donde no ofrece duda el atributo de la persona aludida.

En la tercera versión “Fulano es enrabiscado”, en la que se personaliza en alguien el mismo sentido del decir, construido también el derivado con el prefijo antes aludido y la palabra “rabia”. Juan Maffiote en su glosario nos aporta con claridad su significado: «Enrabiscado. p.p. de Enrabiscarse». «Enrabiscarse. v.r. Enfadarse, llenarse de rabia».