Todavía
en algún pueblo del interior de la isla oímos este viejo decir que se
acostumbraba cuando la economía familiar andaba algo estrecha por algún gasto
imprevisto. Su uso más actual ha estado relacionado con las fiestas navideñas y
de reyes en que los gastos en regalos desbordan a las familias, y cuando llegaba
la llamada “cuesta de enero y febrero”, cuando los pagos se hacían en efectivo,
surgía nuestro decir ahora vamos a “estar
a caldo de papas”.
El “caldo de papas” es de lo más humilde de la cocina canaria,
prácticamente, de los más elementales ingredientes componen su receta: dos o
tres buenas papas “nuevas”, una cebolla,
unos dientes de ajo, un trozo de pimiento verde, un poco de comino en grano y
unas hebras de azafrán, aceite de oliva y agua. Si los recursos lo permitían se
añadía un manojo de cilantro y huevos, pero a este ya se le llamaba “caldo macho”.
Caldo macho |
El “caldo de papas” sacó a muchas familias
de grandes apuros en los tiempos de escasez, y se incorporó a nuestra humilde
cocina canaria, de ahí que naciera este decir.
Lo define muy bien la FEDAC en su apartado de “Cultura Tradicional” «El caldo de papas es otro de los exponentes de la cocina canaria, pero
sobre todo de la cocina más humilde de la Isla. Y es que este plato es muy
fácil y económico, de hecho, sacó de algunos apuros a muchas familias en épocas
de carestía.
También se le puede denominar caldo cilantro: este componente
es vital a la hora de darle sabor pues se le pone más cantidad. Pero, además,
si a este caldo, de papas o de cilantro, se le añade huevo, puede recibir la
denominación de caldo macho o caldo de huevo. Uno de los componentes básicos de
este plato son las papas, base de muchas de las comidas más características de
Gran Canaria».
La Academia Canaria de la Lengua incluye
como primer acepción para el término “caldo”, por antonomasia, un significado
muy aproximado «Caldo sin
sustancia o bebida floja. “Aquello era puro aguachirre: cuatro hojitas de col y
un puñadito de garbanzos”».
En la “Refundición del Léxico de Gran Canaria”
de los hermanos Luis y Agustín Millares Cubas, nos aproximan a las costumbres
del siglo XIX «Por ejemplo, en la comida
de los criados o de los jornaleros, el plato fuerte puede ser un caldo verde o
macho, gofio amasado, pescado y papas etc.», incluyendo al caldo verde o
macho, como primer plato, al que se añade como segundo el pescado y gofio
amasado, permitiendo así considerarlo como un “plato fuerte”, distinguiéndose
del simple y flojo “caldo de papas”
que en sus tiempos era plato único.
Años
después, Pancho Guerra en su “Léxico de
Gran Canaria”, además de contarnos del “Caldo
macho”, del que dice «Especie de
potaje muy popular, compuesto a base de patatas y aliñado con pimentón, ajos y
otras prevenciones», nos cuenta de los significados que da a los términos
utilizados por la Academia Canaria en su definición de “aguachirri” y de “chirri”.
Del primero nos dice
que «AGUACHIRRI.- Comida sin tropezones
ni sustancias, o bebida floja; por ejemplo, café poco cargado. (El
"aguachirle" castellano, con cuyo término tiene semejanza, lo mismo
formal que de contenido, se refiere exclusivamente a bebidas alcohólicas
:licores y el llamado "aguapié", vinejo que resulta de echar agua al
orujo y apurarlo en el lagar. En Gran Canaria se aplica casi solamente a las
viandas livianas. El aguachirri es comida .de pobres de pedir por puertas, lo
que el humor de la tierra llama "caldo de verguillas" y "caldo
de enredaderas": un plato de agua de fregaduras y dos "papitas"
desaladas. Tal vez algún manojito de bledos)».
Del segundo término nos comenta que «CHIRRI.- Se dice de las
sopas y los caldos claruchos, poco sustansiosos y sin tropiezos o entullos. (Es
voz de presumible origen galaico. El señor Casares dice en su Ideológico que por
Galicia llaman "chilro" a una "especie de caldo sin
sustancia". La Academia no recoge todavía el término)».
En los tiempos que
vivimos, intentando superar una profunda crisis económica sistémica, por la que
muchas familias sufren la pobreza extrema no resulta extraño que el recurrente “caldo de papas” haya adquirido
nuevamente mucho protagonismo.
No debe confundirse
el “caldo de papas” con el “caldo de gallina”, otro aguachirri,
caldo que resultaba del guiso de una gallina, con alguna cebolla y un poco de
pimiento verde, sin más añadidos, que antiguamente se daba a la mujer canaria en
los primeros días después de haber dado a luz, y que se decía era para
recomponerle el estómago después del parto.
Este último caldo fue
el que dio lugar al conocido como “zorrocloco”, muy bien definido por Pancho Guerra: «ZORROCLO (Sorrocloco).- Se denomina así al
marido de una parturienta en los primeros días después del parto. (Refleja la costumbre
antigua de la covada: "zorro-clueco". Ha llegado a constituir una
antigua leyenda. Se aprovechaba de las ventajas alimenticias ─caldos de
gallina, vino dulce, etc.─ que se daban a la mujer en tal situación. De ahí que
traslaticiamente se aplique en Canarias al hombre ladino, cauto, aprovechado, pero
a la chita callando».
De la “covada” nos dice el DRAE su
significado: «Costumbre que pervive en
zonas de Asia y de América, y que existió en algunas partes del norte de
España, consistente en la permanencia, tras el nacimiento de un hijo, del padre
en la cama, recibiendo atenciones, mientras la madre vuelve a sus tareas habituales».
No hay comentarios:
Publicar un comentario