sábado, 30 de noviembre de 2013

Arriba d'ellos




A finales de los años ochenta del pasado siglo XX, tras la inauguración del Centro Insular de Deportes en Las Palmas de G.C. el 20 de octubre de 1988 se convirtió en sede del Club Baloncesto Gran Canaria, el antiguo Claret  fundado el 30 de septiembre de 1963, y del Club Voleibol Gran Canaria, el antiguo Calvo Sotelo fundado en 1977; los seguidores de ambos popularizaron de alguna forma el conocido "pío-pío", onomatopeya del pollito del pájaro canario, que progresivamente se convertía en el grito unánime de sus aficiones para manifestar su complacencia con el buen juego desarrollado por el equipo o para incentivar el estado de ánimo en la consecución del triunfo.

Aproximadamente a partir de la inauguración del nuevo Estadio Gran Canaria el 8 de mayo de 2003, que se convirtió en sede de la Unión Deportiva Las Palmas, su afición emuló también el uso del "pío-pío" con iguales fines, que de alguna postergaba otra antiguas formas léxicas de animación, mantenidas en ocasiones en las pancartas alusivas.

Desde la fundación de la Unión Deportiva el 22 de agosto de 1949 el grito de ánimo que se daba al equipo era "Arriba d'ellos", y sorprendería a muchos de los que conocen este decir, que su origen es más antiguo con muchas connotaciones políticas y sociales de alguna forma desconocidas. Fue probablemente el grito unísono más escuchado en el antiguo Estadio Insular inaugurado el 25 de diciembre de 1944, llamado inicialmente Estadio Las Palmas y conocido como "Campo del Marino", circunstancia que de alguna forma propiciaría la unión del Marino Fútbol Club con el CD Gran Canaria, el Atlético Club, el Real Club Victoria y el Arenas Club, para dar lugar al nacimiento de la UD Las Palmas.

Pero no es el fútbol lo que nos interesa destacar, sino la voluntad en la "unión" de distintos clubs, que de alguna forma identifica la suma de compromisos en un mismo objetivo.

En el léxico de Pancho Guerra encontramos muchos y distintos significados a la palabra "ARRIBA", y traemos aquí los que nos enriquecen y resultan de interés para la comprensión y origen de este decir

Inicia recogiendo su significado de "sobre", y añade a continuación «Aparte su valor como sinónimo de esta preposición castellana, sustituye también al adverbio de cantidad "encima": además, sobre otra cosa. Precedido del verbo "caer", se emplea en sentido de "acometer", "arremeter", "embestir"», de donde comienza a aproximarnos a acciones un tanto belicosas, de lucha y nos apunta un ejemplo «En la lucha canaria, ciertos lances de la pugna originan la caída, en abrazo, de un luchador sobre otro: aquél cayó arriba».

Dejando atrás significados que no vienen al caso, más adelante nos dice Pancho Guerra «¡Arriba de ellos!, grito sagrado de la belicosidad insular, algo equivalente al "iSantiago y cierra España!" de los legendarios cristianos contra moros. Hoy se limita a los campos de fútbol y a tal cual pendencia tumultuaria con cuadrillas de marineros en tránsito, borrachos y camorristas».

Es en esa frase que añade después del decir en la que hemos de reparar: grito sagrado de la belicosidad insular. ¿A qué se refiere?. Sus explicaciones las encontramos en la entrada que titula «DIVISIÓN (DE LA PROVINCIA).-Movimiento político promovido en la isla de Gran Canaria para reivindicar la capitalidad del Archipiélago, que por inteligentes y tenaces maniobras políticas, y al cabo de detentarla durante siglos, fue desplazándose a la isla de Tenerife, donde después lucharon por ella Santa Cruz, lugar de la ribera, y La Laguna, ciudad del interior de grave acento y bello signo castellanos».

Después de realizar una reseña histórica de los acontecimientos, cuando cuenta de la consecución de la División Provincial en 1927, continúa desparramándose como él bien sabe:

«El Decreto apareció en la "Gaceta" el 21 de septiembre. Poco después se supo en Islas, averiguándose que contra el acuerdo votó don Galo Ponte, ministro de Gracia y Justicia. Allá le guardaron por ello muy mala memoria. Con razón. A Las Palmas casi se le pega fuego y casi se queda sin campanas, de tanta pólvora como se corrió y de tanto como menearon los campanarios.

El autor se acuerda de haberse revuelto, entonces "pollillo" todavía, con el genterío que cantaba jubilosa y roncamente el himno divisionista de esta manera:

"iArriba Gran Canaria-y abajo Tenerife !
iSi Gran Canaria quiere le rompe las 'narises'!"

La verdad es que no se las rompieron del todo, pues la capitalidad del Archipiélago no se recuperó para Gran Canaria. Mas como los chicharreros se aferraban a centralizar, gustosos de haber pasado de mandados a mandones, la cosa les sentó como vieja purga magistral. Pusieron jeta y se tragaron el degüello».

Esta es la referencia documentada más antigua del origen del decir, así como de su intencionalidad, que al complementarse con "de ellos", se convierte en un comodín para cualquier tipo de adversario deportivo, como queriendo trasmitirle al equipo de sus colores la orden de "cae arriba de ellos", lo mismo que ya se ha dicho, "acomételos", "arremételos", "embístelos" y así pueda ganar el equipo el partido.


viernes, 29 de noviembre de 2013

De mañana a mañana, cría el carnero la lana




Volvemos a encontrarnos un decir que teniendo su origen en otro castellano, cuando se adopta en las islas sustituye su sentido negativo por positivo.

Con anterioridad habíamos comentado el caso del castellano que reza "Sardina que lleva el gato, tarde o nunca llega al plato", que alude a todo aquello que habiendo desaparecido no hay esperanza de recuperarlo. Cuando es adoptado en las islas, se aleja del negativismo que parece sustentar la resignación de lo que pudo haber sido, y se afianza el positivismo que los hechos acontecidos son del tiempo pasado modificando el decir que queda en "Sardina que el gato lleva, vendida va".

Igualmente, éste que ahora comentamos tiene su origen en el castellano "De mañana en mañana pierde el carnero la lana", reincidiendo de nuevo en la negatividad de la "pérdida" de la lana, que en las islas se convierte en "cría" la lana. Cierto es que de no existir enfermedad que justifique la caída de la lana, al igual que el cabello humano tiene un ciclo vital que crece y cae, y es sustituido por otro nuevo de iguales características.

Al margen del perfecto conocimiento cuando acredita conocer el ciclo vital de la lana, no deja de sorprendernos una vez más la variación radical que se produce en el sentido pesimista del castellano, al adoptarse en las islas su sentido optimista, tal cual ocurriera con el mencionado decir de la "sardina".

Parece sustentar un decidido perfil de superación y esperanza ante la adversidad como rasgos psicológicos del  canario, que es muy probable se han ido fortaleciendo durante siglos históricos de "a-islamiento", padeciendo el abandono de la metrópolis y el permanente acoso de los corsos piratas, además del abusador colonialismo interno practicado por los privilegiados cercanos al poder establecido que nos describió el teólogo, psicólogo y escritor Manuel Alemán en su libro Psicología del hombre canario (1980).

Nuestro decir parece fundamentar que las metas en la vida se alcanzan con el trabajo diario, donde no cabe como decimos coloquialmente en la actualidad "escaquearse", en la acepción que recoge el DRAE «Eludir una tarea u obligación en común».

Prácticamente lo mismo que de nuestro léxico incluye Pancho Guerra como "CANGREJEAR(Cangrejiar)", quien aún recogiendo lo real, que es «Practicar en los veriles rocosos, a marea vacía, la busca y captura de cangrejos», dice también que «En sentido figurado se dice del que anda a la de ocasiones para sacar tajada sin mucho costo. También del que rehúye el trabajo, faltando a él o practicándolo con remolonería».

jueves, 28 de noviembre de 2013

Cada uno sabe las cabras que guarda




El cabrero que se precie de serlo, la primera norma no escrita que tendrá aprendida es que "Cada uno sabe las cabras que guarda", sabiduría que habrá alcanzado de tanto mirar con "veinte ojos" para todos lados, para conocer en cada momento donde está cada animal, que hierbas y matos come, pues conoce que todo lo que comen tiene veneno y remedio, y si enferman por lo que comen, de la misma hierba hirviéndola  hay que sacar el remedio, sin sacar el veneno y así administrar el antídoto al animal.


Observará si está "asoplada", porque su "barriga" se pone dura y la cabra se "enguruña", que no tengan "cagalera" para remediar con urgencia, o bien "pataleta" o "catarro" por beber aguas calientes o salobres y "se ponga triste, erizada y sin comer"; que no tenga "nubes en los ojos" o "mal de ojos", o que tenga "la madre salida", e incluso si el color de las "teteras" es blanca o amarilla, o si se ha dado golpes en la boca, se la ha picado con zarzas, o tiene las muelas picadas. 

Distinguirá las "secas" por no haber parido, de las paridas, y si la cría está con su madre o las madres están cargadas de leche por haber perdido a sus crías.


Aunque esté sentando apaciblemente aparentemente descansando, estará en permanente observación, vigilando a sus cabras, sin que lo podamos apreciar, sin que le podamos distraer. Por ello puede adverar que conoce a cada uno de ellas, no sólo  por el color de su piel, sea blanca, baya, rubia, rosilla, melada, colorada, endrina, loba, parda o negra.


Conocerá además de cada una de las cabras hasta el más mínimo detalle por sus especiales características o manchas, como molinera, gamba, mermellada, pipana, berrenda, collarbo, sazonada, gacela, mulata, enlapada, jovera, florida o blandesa,.... y ello permitirá echarla en falta cuando no la tenga a la vista.

Probablemente a cada una de ellas la tenga puesto un nombre propio por algún detalle o circunstancia con ella vivida, nombre que guardará íntimamente en un rincón de su memoria, con el que se dirigirá a ella cuando la ordeña o la cura, en esa particular relación de cariño que mantiene el cabrero con sus cabras. Probablemente sólo lo conocerá su sucesor en el noble hacer, a quien irá enseñando como cabrero las mismas lecciones que él recibió de su padre.


Este pensamiento permanente puesto en sus cabras, migró desde los ambientes pastoriles hasta el ámbito de la familia, y no era extraño oír de los padres este decir, que en ningún caso era despectivo para con la familia de la que son mantenedores por compararlos con "cabras". Cuando así lo manifiestan, es porque conocen de cada uno de los miembros de su familia, cómo piensan, sienten y padecen, igual que conoce el cabrero de sus cabras. Y primordialmente, de cómo se comportan en sociedad, sin que guarde relación alguna con su condición económica y sí con su forjada condición humana, lo que permitirá defender hasta la extenuación a cada uno de sus miembros. Ejercen por tanto con la mayor dignidad la absoluta tutela y exigencia de respeto hacia las personas de su familia.

Este conocimiento de su familia les facultará para saber de sus defectos, los cuales intentarán enmendar dentro del ámbito de la familia, evitando siempre cualquier reprimenda o reparo ante terceros ajenos. Este proceder engrandecerá su condición de "patriarca" o "matriarca" según se trate.

miércoles, 27 de noviembre de 2013

Hacer una sama de una escama




Si han habido malos oficios que a  lo largo de los siglos han perdurado fueron los que ejercían y ejercen de murmuradores, agazapados detrás de una puerta o ventana no perdían el mínimo detalle de la vida de sus vecinos para luego convertir cualquier pequeño hecho en el más grande de los acontecimientos del pueblo, poniendo en duda el buen honor de quien se hable.

El DRAE aporta como primera acepción del verbo "murmurar" una definición que a cualquiera nos pintaría una lienzo con el más bello y pacífico paisaje natural «Dicho de la corriente de las aguas y también del viento, de las hojas de los árboles, etc.: Hacer ruido blando y apacible». Si se tratara de una obra de arte e intentáramos identificarla, muchos coincidiríamos en pensar en cualquiera de Los Nenúfares que el impresionista Claude Monet pintó allá por los últimos años de su vida en su jardín de Giverny. Todos trasmiten paz, tranquilidad, serenidad, sosiego,...,

Por contra, cuando reparamos en la acepción coloquial del mismo verbo "murmurar", nos dice «Conversar en perjuicio de un ausente, censurando sus acciones», de donde la imagen se vuelve tenebrosa y nos trasmite violencia, intranquilidad, enfrentamiento, desasosiego,...

A estos personajillos de ambos sexos que practicaban la murmuración, de interpretar un bello paisaje como un infierno, convirtiendo un pequeño detalle visto -léase "escama"- en un imaginado gran escándalo social -léase "sama"-, en el siglo XIX les llamaban GOLEDORES, de los que Agustín Millares Cubas dice:

«Viene de "goler", deformación poco elegante del verbo "oler", el cual así desfigurado significa curiosear, fisgonear. Un goledor es un curioso indiscreto y algo malévolo, Que observa y escudriña con el propósito de criticar, de encontrarlo todo mal. Los que por ejemplo no están invitados a una boda y sin embargo se meten en la Iglesia, van de goledores».

De este personajillo que ejercía la acción de GOLIZNIAR nos dice al siguiente siglo Pancho Guerra que es «Husmeador, entrometido. Cotilla, "amigo de meter las narices en vidas y peripecias ajenas" para luego alegar, o criticar, exagerando».

Será por boca de su protagonista Pepe Monagas como nos dé más señas de tales  padecimientos:

« ...maestro Juan Santana tenía una niña criticada. La verdad que por boberías. Como era única y sacaba la vena inquieta y trepadora de su padre, la chiquita cogió vuelo en su inclinación pajarera. No era fea y tenía hasta su reburujón.

Le tiraban los militares y se dejó querer de uno que, porque en su tierra de más allá del mar se estilara, o porque fuera sobajiento de por sí, cuando la despedía en la puerta, arrente de Oraciones, le cogía la mano y se la masajeaba así como dos minutos y medio -nunca llegó a los tres, porque hubo quien, desde una ventana de enfrente, cronometró la soba al segundo-.

Luego, en dos o tres ocasiones, la vieron entrar en casa después de las ocho dadas por la Catedral. La cogieron en lenguas y hasta le dieron su dones, todo de boquilla y soplando la rana, porque ya sabe usted que aquí la gente de una escama hace una sama».

Con toda lógica, la exagerada sama y ofensa levantada sobre la hija de Juan Santana desataría la furia paternal contra los cotillas "goledores":

iBandíos, hijos de mala madre, berringallos de los infiesnos! -gritó tremendamente encochinado-.

iA mi hija no le abrocha un broche ningún comemierda de los que están áhi debajo... ! iTenía que ber tenío una escopeta y fajar a tiros con toas ustedes, maná sorroballos, pa que fueran a cantasles a sus madres di ustedes... !

¿Y el monisipal, qué... ? iDe monifato está, por los modos! ¿Pa qué quiere la autoriá y la macana que le han dao.. .? ¿Pa caldo? iSe conose...!

Pero mañana van a saber ustedes quien es Juan Santana! ¡Todos, la inclusive el papagüevos -porque no es más que eso: un desgrasiao papagüevos- que tienen aquí de monisipal!