viernes, 14 de marzo de 2014

Póngame un pizco y enyesque




Posiblemente estemos ante dos de los canarismos que más perseveran en nuestro hablar coloquial, y probablemente porque ambos, individualmente o juntos, siempre han guardado estrecha relación con los ratos de ocio, descanso, reposo, holganza, inactividad, desocupación, quietud, vacación, permiso, y un largo etcétera de sinónimos que describen por diferentes causas y razones esos momentos que preferentemente se compartían con otros vecinos en aquellas tiendas de "aceite y vinagre".

De "aceite" porque era la parte donde se compraban los ultramarinos que llegaban a las islas, y de "vinagre", porque era el reservado en la parte de allá, donde siempre hubo alguien aburrido que se echaba más de un "pizco" y terminaba "avinagrado".

Generalmente era habitual ese momento distendido después de una dura jornada desde que nace el sol hasta que se pone, con el único sustento del almuerzo en la "talega" para obtener una "jornal", y de camino a casa, pararse en la tienda de la esquina, saludar a los vecinos y entonar el  "Póngame un pizco y enyesque que me lo tengo bien ganao". Es esta la versión que más ha empujado para que la locución se mantenga viva en el lenguaje coloquial de hoy.

El "pizco" nos lo describe con profusión de detalles Pancho Guerra, y así recoge también distintos derivados del mismo:

PIZCO (Pisco).- No es "pellizco", como en castellano, sino una pequeñita cantidad de algo, líquido o sólido: un "pizco" de queso, un "pizco" de café, y por antonomasia un "pizco" de ron. Con decir "échame un pisco", ya se sabe que es un vasito de ron. Un "pizco de tierra" es una pequeña finca.

PIZQUEAR (Pisquiar).- Pellizcar o picar comida diversa, aquí y allá. (Se pizquea en la cocina y por la calle, a saltos de gato. También se dice "brincar" -derivado de "brisca", juego de cartas-. Es no hacer una comida seria y formal, sino tomar un poco de cada cosa de comida, casi siempre a destiempo. Por extensión se dice del que mocea o enamora sin tino fijo, a todas un poco, floreando, sin detenerse en una fija. Comer fuera de horas pequeñas cantidades de varias cosas. Picar esto y aquello fuera de las comidas.

PIZQUEJO.- Copa de vino o de ron. PIZQUITO( Pisquito).-Pequeña cantidad de cosas, o de tiempo. (Cuando el honesto marido isleño va de visita, coge su apoyito y lo sobrelleva, disimulando las cabezadas; la mujer, entusiasmada en un cotilleo, no se quiere ir; a él se le pegan unas fatigas y apremia a la consorte: "Espérate un pisquito más, hombre", ruega ella con implorante dengue). Pequeño triunfo en el juego del envite. Copa de ron, café, etc.

Por antonomasia, cualquier referencia al "pizco" o "pisco" con el seseo canario, se acerca más a la segunda acepción que recoge el diccionario de la ACADEMIA CANARIA DE LA LENGUA «2. m. Or.  Copa de bebida alcohólica. 'Iba con los amigos a echarse unos pizcos'», si bien hemos de considerar el significado más generalista de la primera acepción «1. m. Porción mínima de cualquier cosa material, nocional, temporal, espacial, etc. 'Con un café con leche y un pizco de pan tuvo que aguantar todo el día'».

Es esta última la que parece acercarse a otras variaciones fonéticas, como lo son "fisco" y "cisco", con sus diminutivos "fisquito" y "cisquito", todos al uso en distintas islas, y con paralelas definiciones en el diccionario de canarismos:

«fisco. 1. m. Pequeña cantidad de algo. 'Apenas desayuna un fisco de pan con queso'».

«cisco. 1. m. Pequeño fragmento de cualquier materia. 'Al soplar el polvo, le cayó un cisco en el ojo'. 2. m. Tf y LP.  Hojas, ramas, cortezas secas y otros despojos de las plantas. 'Fue al monte a buscar una carga de cisco para hacerles la cama a las vacas'.

Parece que hay una general coincidencia entre los filólogos que los tres términos pudieron tener un mismo origen que pudo estar en "fisco", voz  que según las investigaciones del profesor Manuel Alvar Ezquerra que estudió las hablas de las islas, apunta como "moneda de poco valor", "cosa de poca importancia", "pedazo pequeño" (El español hablado en Tenerife, Madrid, 1959).

El DRAE recoge en su entrada de «pizco (De pizcar) 1. m. Porción mínima que se toma de algo. 2. m. coloq. repizco», significado algo distinto del canarismo que no considera de la dependencia de "tomarse de algo".

El decir estaría vacío si no se asociara al "pizco" la voz de "enyesque", pues como mejor se saborea cualquier copa de bebida alcohólica es acompañada con algo que así llamamos y que el diccionario de la repetida ACADEMIA CANARIA DE LA LENGUA recoge que es una «Pequeña porción de un alimento que se sirve como acompañamiento de bebidas. 'De enyesque no había sino unos platitos de queso, aceitunas y almendras'».

Pancho Guerra concreta más su uso cuando recoge «Enyesque.- Tapa, entremés, a base de hígado frito, chorizo, carajaca, etc., propio para acompañar al trago de ron o coñac».

En cuanto al posible origen de la voz, es el desaparecido tirajanero Vicente Sánchez Araña, investigador meticuloso y entusiasta de todo lo canario, quien en su libro editado en 1993, bajo el título de Cocina canaria, y en el que incluía más de cuatrocientas recetas de "enyesques, condutos y guanijais", apuntaba que era una corrupción de la palabra "yesca", que según el DRAE es coloquialmente en su 4ª acepción «Cosa que excita la gana de beber, y, con singularidad, de beber vino».

Etimológicamente Joan Coromines, datando la voz en 1280, recoge su procedencia del latín «ESCA 'alimento', que en la baja época toma el sentido de 'yesca', s. IV, propte. 'alimento del fuego'».

Considerando que el prefijo "en-" (Del lat. in-), muy al uso en el léxico de las islas, y que según el DRAE «Toma la forma em- ante 'b' o 'p'. Frecuentemente forma verbos y adjetivos parasintéticos», etimológicamente que se forma  de vocablos en que intervienen la composición y la derivación, como son los canarismos embicar, embolsillarse, emborregarse, embujearse, emburullar, empalabrarse, empancharse, empadelarse, empelechado, empenicarse, encloquillado, enchaparse, endrogado, enjillado, enlatada, enmajanarse, enralada, ensurronarse, etc., no parece ofrecer dudas que a la arribada de la palabra "yesca" a las islas, se le añadiera este prefijo que terminara por construir el canarismo "enyesque".

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