domingo, 15 de diciembre de 2013

Al burro no se le ven las mataduras mientras no se le quita la albarda





Este decir muy al uso en Tenerife, pudo ser adoptado dado que algunas fuentes lo consideran de origen pasiego, del valle de Pas en Cantabria, lo cual no deja de ser curioso por la distancia que le separa de nuestras islas y las desconocidas noticias de arribadas de cántabros.

La matadura  tal cual recoge el DRAE es la «Llaga o herida que se hace la bestia por ludirla el aparejo o por el roce de un apero», y para poder ver las que tiene el burro, con toda lógica habrá que quitarle previamente la albarda que se la ocasiona.

Su interpretación refiere que a una persona no se la conoce del todo hasta que no se trata bien con ella, por aquello que las primeras apariencias siempre son engañosas, pensamiento que puede ser compartido por distintas culturas y no es exclusivo de ninguna.

Abundando en las curiosidades, Pancho Guerra menciona una locución con igual argumentación, si bien lo es referido a la impersonal temperie. Concretamente recoge «Hablando de la catástrofe de Tenerife en finales de invierno del 58, un chicharrero: "No hay mal que por bien no venga. Esto ha servido para quitarle la albarda al burro y verle la matadura"». 

De dicha locución parece desprenderse otra intencionalidad completamente distinta al decir, aplicándose a los acontecimientos que pueden suceder en la vida. La referencia a una "catástrofe de Tenerife" despertó en mi también la necesidad de conocer de ella, y como en la segunda semana de diciembre de 2013 vivimos una alerta meteorológica por riesgos extremos, viene a colación reproducir las noticias de lo ocurrido hace cincuenta y cinco años: 

«En febrero de 1958 hubo en Tenerife un fuerte temporal de viento. En el Norte de Tenerife desde Valle de Guerra hasta los Realejos y San Juan de la Rambla empezó a soplar un viento huracanado que derrumbó casas y muros y arrasó cultivos; unas 5000 fanegadas de plataneras fueron arrasadas y las plataneras quedaron deshilachadas debido a la furia del vendaval que causó daños de cientos de millones de pesetas.

En el Sur de Tenerife la cosecha de papas para la exportación se perdió totalmente, en Güimar, el Escobonal y en Fasnia fueron las zonas más afectadas, el tomate también resultó dañado pero en menor proporción.

Además, 48 casan fueron destruidas y 200 sufrieron desperfectos de cierta consideración. Este violento temporal duró unas 8 horas y que luego siguió azotando a la Isla durante 4 horas más pero con menor intensidad.

En el jardín botánico, en el Puerto de La Cruz, el temporal derrumbó algunos árboles. En el hotel Taoro 26 habitaciones resultaron dañadas. El vendaval arrancó más de 100 árboles entre La Laguna y Puerto de la Cruz. El empaquetado de San Pablo y el nuevo cine de La Vera en La Orotava resultaron también dañados por el fuerte viento. Un viento que empezó a soplar el día 15 por la noche de dirección Sureste (SE) y la magnitud de este temporal de viento, que se abatió en la isla de Tenerife, fue de una forma inusual aquí en Canarias como pocas veces se recuerdan.

Este temporal de febrero del año 1958 superó en fuerza a los temporales de viento que habían venido con anterioridad hasta esas fechas aquí en las Islas; fue casi un huracán de características caribeñas, como si hubiese sido una tormenta tropical» (TIEMPO-COM).

Noticias que cincuenta y cinco años después parecen guardar similitud con lo vivido esta segunda semana de diciembre de 2013, de donde se podría hablar coloquialmente que dicha semana en las islas occidentales, una vez más, "ha servido para quitarle la albarda al burro y verle la matadura". En las orientales al burro no se le quitó la albarda y no se ha visto la matadura, de donde  no sabemos cómo es. Habrá que consultar a las cabañuelas cuando veremos la matadura en las orientales.

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