Esta
locución pronunciada por persona adulta, iba dirigida a los aprendices de chicos
jóvenes cuando ya empezaban a fijarse en las chicas, cuando se estimaba que
eran sus primeros escarceos amorosos. En ocasiones todavía suele oírse en
algunos pueblos de las islas.
Pancho
Guerra nos deleita con una cita en sus Memorias
de Pepe Monagas: «Cuando nuestros respectivos cascarones se
quedaron en el camino, definitivamente desprendidos, con lo cual ya podíamos mirar para el cañizo sin
aguantar bromitas y sin andar tapujados, seguimos aparentemente igual. Pero en
el fondo surgió una situación nueva. Soledad se desandó porque yo acudiera al
engodo con que a dos manos, aunque sin malas mañas, ni relajos, eso si, llenaba
cada día el trocito de marea de su pulido y azulado patio. Yo seguía emperrado
en la cómoda y ancha libertad de mi primer tiempo, dispuesto a defenderla con
uñas y dientes de toda tarraya, aunque la lanzara su linda y geitosa figurilla.
i Infeliz de mí, que ignorante del poderoso jalío del amor, quería navegar como
en los tiempos de La Loma y Las Arenas!».
El
mismo autor nos cuenta de su origen: «Mirar
para el cañizo: hombrear, especialmente respecto a mujeres, mostrándose los
chicos prematuramente enamoradizos». Tal procedencia la apunta en la
entrada CAÑIZO (Cañiso) a su léxico, donde da su definición «Utensilio casero fabricado con trozos de
cañagruesa, sin astillar, que, montados estrechamente, arman una especie de
caja. Es recipiente muy socorrido en los hogares campesinos, donde se le emplea
para guardar viandas, en especial el queso. Por lo común se le suspende en el
aire mediante cuerdas para evitar el acceso de gatos y ratones».
Nos
apunta también sus certeras conjeturas sobre el origen de la referencia al cañizo
y que es debido a «Las especiales cosas
de comer que el utensilio guarda y su relativa inaccesibilidad, que lo hacen
goloso y difícil al tiempo, parecen explicar esta popular locución, "El
cañizo y las hembras son para gente hecha y derecha y no para vagañetes".
El adjetivo vagañetes en este caso no
hace referencia a los naturales de Tazacorte en La Palma, sino a niños traviesos
o pícaros.
Las
definiciones que nos aporta el diccionario de la Academia Canaria de la Lengua sobre
el cañizo
que contemplamos en la fotografía de la FEDAC, son más amplias y aporta cuatro
acepciones conforme a sus aprovechamientos:
«
1. m. Armazón, generalmente de caña, que, formando una plataforma, sirve para
colocar el queso con la finalidad de que se oree o para ahumarlo. 'Este año el
queso está escaso: nunca tengo más de dos en el cañizo'. 2. m. Hierro. Plancha de caña y cordel para ahumar el
queso. 3. m. Secadero para el queso. 4. m. La Palma. Caja de madera que dispone
de una puerta lateral para meter los quesos que se van a ahumar y cuyo fondo está
emparrillado con tiras de madera. Se situaba, generalmente, sobre las cocinas
de leña».
Tal
ampliación de aprovechamientos en las islas, ha permitido que variando su
diseño se preserve su nombre de forma generalizada en todas, respetándose
también en las actuales queserías artesanales, que han tomado del
antiguo cañizo de los ambientes familiares sus buenas funciones y diseño,
para construir otros de mayor tamaño donde son colocados el mayor número de
quesos que se elaboran.
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