Este
decir según parece era habitual en el
juego de cartas. Resultan curiosan las diferencias que se destacan en los
ambientes pastoriles entre las cabras y las ovejas. Aunque ambos animales son mamíferos
rumiantes herbívoros, de talla similar, con iguales períodos de gestación (150
días), y con pares de cromosomas prácticamente iguales (60 y 54), y en ambos se
aprovecha carne, pelo, piel y su leche, para el común de los humanos, aparte de su
fisonomía, sólo distinguiría la cabra por su pelo corto y áspero, de la oveja por
su cuerpo lanudo.
Sin
embargo los pastores conocen que las cabras tienen glándulas odoríferas en sus
genitales, que segregan olores para informar al macho cuando está en época de
celo, mientras que las ovejas tiene glándulas interdigitales, entre los dedos
inmediatamente por encima de las pezuñas, que segregan un líquido para marcar
su territorio. Una es de la especie Caprina y la otra Ovina.
Es
probable que de esta apreciación se determinara el distinto comportamiento
animal, de donde la cabra biológicamente manifiesta su celo ejerciendo la
atracción del macho por el olor desprendido, en cierta manera alardeando de su
situación. Al igual que aquél que canta la victoria en el "envite" antes de levantarse todas las cartas.
Y
al otro lado, la oveja que más que la atracción del carnero, se preocupa por
marcar su territorio para no tener competencia, para que su espacio sea
respetado por otras de su especie, como quien quiere conservar la ventaja hasta
el último momento. Es una contra todas las del rebaño.
Pudiera
ser también, que la intencionalidad del decir
sea que en el ganado pueden haber muchas cabras, entendido como muchos triunfos
vistos representado por las cabras, pero que una sola carta por descubrir, una
sola oveja en el mismo por destapar, pueda ser la que de el triunfo final en la
partida.
Se entendería así en el ya mencionado juego del "envite", donde hay dos equipos formados cada uno por
varios jugadores, que van levantando sus cartas, y que puede hacer caer en el
error a uno de los equipos que ya tiene la partida ganada, si bien queda una
sola carta del equipo contrario por levantar, que es esa otra oveja del ganado,
que al levantarse daría el triunfo al contrario.
Se
trasladó este decir a la vida
cotidiana y se aplicaba cuando alguien cantaba la victoria antes de tiempo en
cualquier faceta o actividad e la vida, con el fin educativo que no hay que
pararse y seguir hasta el final, pues unas son batallas y lo importante es la
guerra. Sustituía a los parecidos castellanos "Mientras hay cartas, hay juego", o ese otro más
generalista que reza "No cantes
gloria hasta el fin de la victoria".
No hay comentarios:
Publicar un comentario