Probablemente
sea un viejo y muy conocido decir que ha caído en desuso por la pérdida de uso
de la palabra "velillo" o "belillo", según se quiera
pues era igual su pronunciación al no existir distinción sonora entre 'V' y 'B'
y sí distinta escritura según la isla.
Tratándose
de un canarismo con distintas acepciones, reparemos primero en el significado
que se le daba al decir para
entenderlo y conocer su evolución en el tiempo. Cuando de alguien se decía "Es
un velillo", sin reparar
en el género masculino o femenino, hombre o mujer, era algo así como un "cabeza-loca", como persona irresponsable que "ponía los cuernos" a su
pareja, y menos frecuente, cuando vagabundeaba y abandonando su trabajo aún
teniendo mujer e hijos.
Veamos
primero las distintas acepciones y expresiones documentadas que aporta el
diccionario de la ACADEMIA CANARIA DE LA
LENGUA, para después conocer de las distintas referencias bibliográficas
que nos permitan conocer de su evolución.
«velillo.
1. m. Porción de cosas atadas, envoltorio. 'La mujer le llevaba un
velillo con la ropa limpia.
2. m. Lanzarote. Equipaje.
'Ella está con el velillo preparado para que vengan a buscarla'.
3. m. Piedra grande. 'Un velillo que se había desprendido le tiró una
pared del alpende'.
4. m. Lanzarote, Fuerteventura y
Tenerife. Persona torpe. 'Les dio clases particulares a unos velillos que
habían suspendido el curso'.
5. m. La Palma. Persona
alocada o de poco asiento.
6. m. Persona despreciable, bribón. 'Se metió en negocios con aquellos
velillos, y lo arruinaron'.
7. m. Fuerteventura y Gran
Canaria. Mujer de mala vida.»
Observamos
de las siete acepciones, que las dos primeras se definen con envoltorios o
equipajes, la tercera con un tamaño de piedra, y las cuatro últimas con
distintas definiciones que describen la "cabeza loca" de ambos
géneros a que se refiere el decir.
En
contestación a una consulta, nuestra ACADEMIA informa que «La acepción que hemos numerado con el 1 es la primitiva, que procede,
por aplicación metonímica, de la voz del español general velo, 'cortina o tela
que cubre algo'. Las demás, suponen aplicaciones metafóricas o desplazamientos
metonímicos surgidos a partir de este primer sentido. Razones etimológicas, por
tanto, explican la utilización de “v” en lugar de “b” en su escritura».
Del
léxico de Gran Canaria nos dice Agustín Millares Cubas de «BELILLO.- Es un belillo, un
ente despreciable, sin palabra, sin respetabilidad. También es un belillo la
mujer de vida airada. Y un lio, un bulto, un envoltorio, es también un belillo».
Pancho
Guerra, después de matizar que algunas palabras de nuestro léxico se escriben
de distinta forma «... unas veces
vagañete y otras bagañete, belillo y
velillo, baladronas y valadronas,
zingar, pisco y pizco, diblusar y dibluzar, tansa y tanza, bernegal y vernegal»,
y así incluye «BELILLO/VELILLO.- Bribón, pícaro, golfo. Se aplica especialmente a
las hembras que se echan al traer. También
se dice belillo a un regalo en forma de envoltorio traído de Cuba».
Hemos
querido destacar en negrita su última acepción pues llama la atención que se le
llame así a un regalo traído de Cuba, dado que también Velillo es una localidad que se encuentra
en Camagüey (Cuba) al noroeste de esta última gran población, de donde
pudiera argumentarse que sea este su origen etimológico y no el apuntado por la
ACADEMIA que sea de la aplicación metonímica de "velo" o tropo consistente en designar "velillo" por la semejanza con
el nombre del "velo" que
cubre el envoltorio.
Resultan
de suma curiosidad las distintas acepciones del canarismo "velillo", que no
parecen guardar relación entre ellas, si bien podríamos hacer distintas
conjeturas para relacionarlas. Tenemos, como antes comentamos, dos primeras
definidas como envoltorios y equipajes, que en la versión de Millares
Cubas llama "bultos", y de este último "abultamiento" que
a su vez es sinónimo de "prominencia", que el DRAE
recoge como «1. f. Elevación de algo sobre lo que está alrededor o cerca de ello»,
que nos puede definir también a una "Piedra grande" en la ladera, de
donde tendríamos conectadas etimológicamente las tres primeras acepciones.
Siguiendo
con nuestras conjeturas para conectar estas tres primeras acepciones con las
cuatro siguientes, todos conocemos de un actual decir de las islas con similar significado: "Es un paquete".
Veamos lo que nos dice la actual versión del DRAE de este término "paquete".
Viene definido en su primera acepción «1.
m. Lío o envoltorio bien dispuesto y
no muy abultado de cosas de una misma o distinta clase», que curiosamente
coincide prácticamente con las dos primeras acepciones del canarismo "velillo".
Y
también nos aporta el DRAE una décima acepción «10. m. coloq. Arg., Cuba y Ur. Persona
torpe y aburrida», que circunscribe al lenguaje coloquial de Argentina,
Cuba y Uruguay que han sido lugares de destino de los emigrantes canarios. Además
tenemos el canarismo que recoge la repetida ACADEMIA
CANARIA DE LA LENGUA de la misma palabra: «paquete. 1. m. Persona torpe. 2.
m. Persona pesada y molesta», de donde podríamos cerrar totalmente la
conexión entre las distintas acepciones del tan traído "velillo" de
nuestro decir.
Estas
conjeturas nuestras no terminarán por determinar el origen del canarismo "velillo"
o "belillo"
de nuestro decir, aunque aportemos una
localización, pero sí parece vincular entre sí todas las acepciones que al
término se le dan, así como su viaje de ida o vuelta con los emigrantes, y como
no, su posible evolución hacia el canarismo "paquete",
rebajando de alguna manera la intensidad de la "cabeza-loca" para quedar en "cabeza-torpe/molesta" que también encontramos en ambas
orillas del Atlántico.
¡Arrejálate p'allá, belillo de los demonios!
ResponderEliminarUtilizada en la isla de La Palma