lunes, 24 de febrero de 2014

Es un velillo





Probablemente sea un viejo y muy conocido decir que ha caído en desuso por la pérdida de uso de la palabra "velillo" o "belillo", según se quiera pues era igual su pronunciación al no existir distinción sonora entre 'V' y 'B' y sí distinta escritura según la isla.

Tratándose de un canarismo con distintas acepciones, reparemos primero en el significado que se le daba al decir para entenderlo y conocer su evolución en el tiempo. Cuando de alguien se decía "Es un velillo", sin reparar en el género masculino o femenino, hombre o mujer, era algo así como un "cabeza-loca",  como persona irresponsable que "ponía los cuernos" a su pareja, y menos frecuente, cuando vagabundeaba y abandonando su trabajo aún teniendo mujer e hijos.

Veamos primero las distintas acepciones y expresiones documentadas que aporta el diccionario de la ACADEMIA CANARIA DE LA LENGUA, para después conocer de las distintas referencias bibliográficas que nos permitan conocer de su evolución.
«velillo.
1. m. Porción de cosas atadas, envoltorio. 'La mujer le llevaba un velillo con la ropa limpia.
2. m. Lanzarote.  Equipaje. 'Ella está con el velillo preparado para que vengan a buscarla'.
3. m. Piedra grande. 'Un velillo que se había desprendido le tiró una pared del alpende'.
4. m. Lanzarote, Fuerteventura y Tenerife.  Persona torpe. 'Les dio clases particulares a unos velillos que habían suspendido el curso'.
5. m. La Palma.  Persona alocada o de poco asiento.
6. m. Persona despreciable, bribón. 'Se metió en negocios con aquellos velillos, y lo arruinaron'.
7. m. Fuerteventura y Gran Canaria.  Mujer de mala vida.»
Observamos de las siete acepciones, que las dos primeras se definen con envoltorios o equipajes, la tercera con un tamaño de piedra, y las cuatro últimas con distintas definiciones que describen la "cabeza loca" de ambos géneros a que se refiere el decir

En contestación a una consulta, nuestra ACADEMIA informa que «La acepción que hemos numerado con el 1 es la primitiva, que procede, por aplicación metonímica, de la voz del español general velo, 'cortina o tela que cubre algo'. Las demás, suponen aplicaciones metafóricas o desplazamientos metonímicos surgidos a partir de este primer sentido. Razones etimológicas, por tanto, explican la utilización de “v” en lugar de “b” en su escritura».

Del léxico de Gran Canaria nos dice Agustín Millares Cubas de «BELILLO.- Es un belillo, un ente despreciable, sin palabra, sin respetabilidad. También es un belillo la mujer de vida airada. Y un lio, un bulto, un envoltorio, es también un belillo».

Pancho Guerra, después de matizar que algunas palabras de nuestro léxico se escriben de distinta forma «... unas veces vagañete y otras bagañete, belillo y velillo, baladronas y valadronas, zingar, pisco y pizco, diblusar y dibluzar, tansa y tanza, bernegal y vernegal», y así incluye «BELILLO/VELILLO.- Bribón, pícaro, golfo. Se aplica especialmente a las hembras que se echan al traer. También se dice belillo a un regalo en forma de envoltorio traído de Cuba».

Hemos querido destacar en negrita su última acepción pues llama la atención que se le llame así a un regalo traído de Cuba, dado que también Velillo es una localidad que se encuentra en Camagüey (Cuba) al noroeste de esta última gran población, de donde pudiera argumentarse que sea este su origen etimológico y no el apuntado por la ACADEMIA que sea de la aplicación metonímica de "velo" o tropo consistente en designar "velillo" por la semejanza con el nombre del "velo" que cubre el envoltorio.

Resultan de suma curiosidad las distintas acepciones del canarismo "velillo", que no parecen guardar relación entre ellas, si bien podríamos hacer distintas conjeturas para relacionarlas. Tenemos, como antes comentamos, dos primeras definidas como envoltorios y equipajes, que en la versión de Millares Cubas llama "bultos", y de este último "abultamiento" que a su vez es sinónimo de "prominencia", que el DRAE recoge como «1. f. Elevación de algo sobre lo que está alrededor o cerca de ello», que nos puede definir también a una "Piedra grande" en la ladera, de donde tendríamos conectadas etimológicamente las tres primeras acepciones.

Siguiendo con nuestras conjeturas para conectar estas tres primeras acepciones con las cuatro siguientes, todos conocemos de un actual decir de las islas con similar significado: "Es un paquete". Veamos lo que nos dice la actual versión del DRAE de este término "paquete". Viene definido en su primera acepción «1. m. Lío o envoltorio bien dispuesto y no muy abultado de cosas de una misma o distinta clase», que curiosamente coincide prácticamente con las dos primeras acepciones del canarismo "velillo".

Y también nos aporta el DRAE una décima acepción «10. m. coloq. Arg., Cuba y Ur. Persona torpe y aburrida», que circunscribe al lenguaje coloquial de Argentina, Cuba y Uruguay que han sido lugares de destino de los emigrantes canarios. Además tenemos el canarismo que recoge la repetida ACADEMIA CANARIA DE LA LENGUA de la misma palabra: «paquete. 1. m. Persona torpe. 2. m. Persona pesada y molesta», de donde podríamos cerrar totalmente la conexión entre las distintas acepciones del tan traído "velillo" de nuestro decir.

Estas conjeturas nuestras no terminarán por determinar el origen del canarismo "velillo" o "belillo" de nuestro decir, aunque aportemos una localización, pero sí parece vincular entre sí todas las acepciones que al término se le dan, así como su viaje de ida o vuelta con los emigrantes, y como no, su posible evolución hacia el canarismo "paquete", rebajando de alguna manera la intensidad de la "cabeza-loca" para quedar en "cabeza-torpe/molesta" que también encontramos en ambas orillas del Atlántico.

1 comentario:

  1. ¡Arrejálate p'allá, belillo de los demonios!
    Utilizada en la isla de La Palma

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