martes, 7 de enero de 2014

Cuando los gatos duermen, las ratas bailan




De este decir que trata de la autoridad en la familia, cualquier comunidad o sociedad civil, desde el principio que la ausencia de alguien que ejerza tal función jerárquica, comportará que sus miembros se tomen libertades que pongan en riesgo la propia supervivencia del colectivo, hay distintas versiones regionales.


En las islas, por nuestra proximidad histórica con Andalucía, se ha tomado la versión allí más conocida, similar a aquellas otras  que rezan "Cuando el gato no está, los ratones bailan" o "Cuando los gatos salen de casa, los ratones están en danza", que probablemente además lo sea porque tanto aquí con en Andalucía se le dió mayor importancia referenciándolo a las ratas de bastante mayor tamaño que los ratones.   


Nos lo ejemplariza precisamente en los antagónicos gatos y ratas, donde cuando los primeros bajan la guardia, los segundos hacen de las suyas, si bien se conoce que esta situación no es cierta totalmente, pues aunque los gatos duerman entre 16 y 18 horas cada día, siempre estarán alertas a cualquier estímulo.


Es normal que dentro de una misma especie como los gatos, establecen sus jerarquías para asegurar el orden y la paz en su sociedad, donde algún individuo  por ser el más grande, viejo o fuerte toma el mando. La domesticación de los animales de compañía y el que no vivan en manadas, nos ha hecho perder la percepción de este ejercicio de autoridad entre ellos, que surge instintivamente cuando en ocasiones coinciden varios individuos, tal cual lo ejercitan los salvajes felinos donde el macho dominante de la manada tiene la responsabilidad y el privilegio de defender el territorio, aparearse con las hembras y guiar al grupo.


En el caso de dos distintas especies como los gatos y ratas de nuestro decir, curiosamente la jerarquía del primero es por miedo como su presunto depredador natural, relativo temor que según recientes investigaciones no lo es por su apariencia felina de afiladas garras, ni por su agilidad y destreza para capturarlas. Según estas investigaciones estadounidenses los gatos, las ratas y otros depredadores producen una sustancia química en la saliva con la cual aterrorizan a los ratones, y no se concreta si en la relación gato-rata sucede igual.


Descubrieron los investigadores que cuando los ratones detectan este compuesto por un órgano sensorial "vomeronasal" conectado a zonas del cerebro involucradas con la memoria, las emociones y la liberación de hormonas, que modifican su conducta y provocan que el animal exhiba señales de miedo como quedarse “congelado” o mantenerse agachado junto al suelo mientras cuidadosamente olfatea e investiga los alrededores.


Por la antigüedad del decir, con toda lógica desconocían lo que ahora sabemos, al igual como ocurre con las distintas teorías que se siguen en cuanto a cómo ha de ejercerse la autoridad en la familia o en otros colectivos, donde parece que cobra ventaja más el conjunto de habilidades del liderazgo que permitan influir sobre los miembros de una familia o grupo para alcanzar sus objetivos de grupo, sin menoscabo de la libertad del individuo en su espacio vital y salvaguardando su imprescindible entusiasmo.


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