De
este decir que trata de la autoridad
en la familia, cualquier comunidad o sociedad civil, desde el principio que la
ausencia de alguien que ejerza tal función jerárquica, comportará que sus
miembros se tomen libertades que pongan en riesgo la propia supervivencia del
colectivo, hay distintas versiones regionales.
En
las islas, por nuestra proximidad histórica con Andalucía, se ha tomado la
versión allí más conocida, similar a aquellas otras que rezan "Cuando
el gato no está, los ratones bailan" o "Cuando los gatos salen de casa, los ratones están en danza",
que probablemente además lo sea porque tanto aquí con en Andalucía se le dió mayor
importancia referenciándolo a las ratas de bastante mayor tamaño que los ratones.
Nos lo
ejemplariza precisamente en los antagónicos gatos y ratas, donde cuando los
primeros bajan la guardia, los segundos hacen de las suyas, si bien se conoce
que esta situación no es cierta totalmente, pues aunque los gatos
duerman entre 16 y 18 horas cada día, siempre estarán alertas a cualquier
estímulo.
Es
normal que dentro de una misma especie como los gatos, establecen sus jerarquías
para asegurar el orden y la paz en su sociedad, donde algún individuo por ser el más grande, viejo o fuerte toma el
mando. La domesticación de los animales de compañía y el que no vivan en
manadas, nos ha hecho perder la percepción de este ejercicio de autoridad entre
ellos, que surge instintivamente cuando en ocasiones coinciden varios
individuos, tal cual lo ejercitan los salvajes felinos donde el macho dominante
de la manada tiene la responsabilidad y el privilegio de defender el
territorio, aparearse con las hembras y guiar al grupo.
En
el caso de dos distintas especies como los gatos y ratas de nuestro decir, curiosamente la jerarquía del
primero es por miedo como su presunto depredador natural, relativo temor que
según recientes investigaciones no lo es por su apariencia felina de afiladas
garras, ni por su agilidad y destreza para capturarlas. Según estas investigaciones
estadounidenses los gatos, las ratas y otros depredadores producen una
sustancia química en la saliva con la cual aterrorizan a los ratones, y no se concreta
si en la relación gato-rata sucede igual.
Descubrieron
los investigadores que cuando los ratones detectan este compuesto por un órgano
sensorial "vomeronasal" conectado
a zonas del cerebro involucradas con la memoria, las emociones y la liberación
de hormonas, que modifican su conducta y provocan que el animal exhiba señales
de miedo como quedarse “congelado” o
mantenerse agachado junto al suelo mientras cuidadosamente olfatea e investiga
los alrededores.
Por
la antigüedad del decir, con toda lógica
desconocían lo que ahora sabemos, al igual como ocurre con las distintas teorías
que se siguen en cuanto a cómo ha de ejercerse la autoridad en la familia o en otros
colectivos, donde parece que cobra ventaja más el conjunto de habilidades del liderazgo
que permitan influir sobre los miembros de una familia o grupo para alcanzar sus
objetivos de grupo, sin menoscabo de la libertad del individuo en su espacio vital
y salvaguardando su imprescindible entusiasmo.
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