miércoles, 15 de enero de 2014

Para vestir tú corbata, visto yo mantilla

Sobre este decir que conocí por la mención de alguien en las redes sociales, he indagado por textos antiguos buscando alguna alusión a esta paremia para situarla en el tiempo, intentado determinar su autenticidad tradicional. No siendo así, solo cabe especular.


José Antonio Pérez Cruz  en su obra La Vestimenta tradicional en Gran Canaria, 1996, cuenta que «No salía la mujer a la calle sin que la mantilla mostrara los filos logrados con la plancha», y en relación con su uso apuntaba que lo era sobre todo por clases medias y populares de las ciudades y también de pueblos importantes, y en determinadas ocasiones eran usadas también por las clases altas para pasar desapercibidas, si bien las más acomodadas usaban las de blonda como prendas de paseo, para ir a la iglesia y fiestas populares. De forma generalizada se la ponían tocada en la cabeza y la burguesía con valiosas peinetas de carey.

Las referencias del uso de la corbata en los hombres son escasas, pues era prácticamente una prenda para las "misas y entierros", normalmente un cintajo negro anudado al cuello en la clase modesta, sin mucho esmero por temor a que le colgaran el cartel de "pitre", del que nos dice Agustín Millares Cubas «Es el que se viste y acicala con refinamiento llamativo y algo cursi. "Pepito debe estar ahora bien de cuartos, porque anda muy pitre". Como el que vive pendiente del peinado, de la corbata y de la raya del pantalón tiene algo de grotesco, no seria extraño que este vocablo nuestro tuviera algún parentesco con el "pitre" francés (payaso)», y algún que otro bien anudado se colocaba en ella un alfiler con una llamativa piedra.

Por las palabras usadas en la construcción del decir, pudiera estar localizado en los ambientes burgueses de la primera mitad del siglo XX. Parece seguir el modelo del castellano en desuso "En tierra ajena, la vaca al buey acornea", dado que su idea clave parece sustentarse en el principio de igualdad de género, desde la superación de la antigua etiqueta de inferioridad femenina.

Son válidos los significados que para éste último aporta el refranero del INSTITUTO CERVANTES: «Cuando alguien está fuera de su espacio habitual, pierde su autoridad, está desprotegido, hasta el punto de que cualquiera, aun siendo inferior, se atreve a atacarlo».

Hay que imaginar que este decir pudiera surgir a partir de 1933, cuando la diputada radical  Clara Campoamor logró el voto femenino y el reconocimiento para la mujer de la igualdad jurídica ante el hombre y el derecho a divorcio, lo que fue entendido como una pérdida de autoridad del hombre. En las elecciones de 1931 Clara Campoamor alcanzó a ser parlamentaria sin haber podido participar en las elecciones. Estos derechos se perdieron después con la llegada de la dictadura franquista.

Sólo tímidamente fueron recuperándose otros refranes castellanos como aquel que reza "Los hombres ganan y las mujeres guardan", que alaba la prudencia de las mujeres en la administración de sus bienes y la capacidad de los hombres de conseguirlos, en un reparto equitativo de la contribución de ambos al éxito del matrimonio, si bien correspondía al hombre toda la representación legal.

En este devenir se escuchó en las islas aquel otro que contaba Pancho Guerra "A tu amaño, mulita, como no me tumbes".- Es fórmula que aplican con éxito los maridos flemáticos casados con mujer brava». Expresado por el marido en el doble sentido de «acomodarse y sentirse por fin a gusto en cualquier nuevo medio ambiente o en una situación no habitual», creada por su brava mujer a la que llamaba "mulita", bien lo fuera porque "se amulaba", por el  «enojo cerrado y hostil con que reaccionan a las ofensas o a los agravios ciertas personas, especialmente las mujeres y los niños». 

Por ello se justificaba que «Una mujer durante la menstruación no puede bañarse en el mar porque se amula», y así, si el marido se acomodaba, evitaba que la mujer le "tumbe", es decir, «meterle un "leñaso"». Y así sería hasta que en la intimidad del hogar la "sumisión" de la mujer se alejara y volviera a oírse la igualdad de derechos entre corbata y mantilla.

En todo caso, cualquier apunte a referencia bibliográfica o documental será bien recibida para completar la información.



No hay comentarios:

Publicar un comentario