viernes, 24 de enero de 2014

El que toca en tu puerta, a pedir viene




Este decir, muy usado en las islas, pretende trasmitir la advertencia del interés de aquellos que se acercan con adulamientos a una persona con el fin de obtener de la misma algo de provecho.

Probablemente nace de la antigua costumbre de aquellos que mendigaban de puerta en puerta para subsistir, más concretamente de aquellos otros que lo hacían porque no les gustaba trabajar, que andaban siempre de gandules y perezosos, conocidos popularmente como debasos, rompepoyos o culeros porque se pasaban el día sentados en los poyos o bancos de mampostería de las plazas e iglesias.

Nos los describe Pancho Guerra en su libro Las Memorias de Pepe Monagas cuando los distingue de los necesitados "pobres de pedir por puerta", según lo narra «Cuando reviraban de pleno contra el mandato de ganar el pan sudándolo, conforme a la ley vieja y a las leyes nuevas -de las que Dios nos libre guarde-, se vestían las ropas más humildes de su desastrado ajuar y se tiraban a vagabundos, con una vara en la mano y un perrillo rabujiento arrimado al garabato de sus sombras. 

Eran las ropas de "piir" -de pedir-, especiales, aquellas que a golpes de lamparones, trasluces y remiendos a trancajilo, podían mover la misericordia de las gentes por esos caminos de Dios».

Los verdaderos necesitados "pobres de pedir por puerta" dieron lugar a determinados canarismos, uno de ellos sus zapatos y el otro la comida que les daban en las casas, en muchos casos para reanimarlos cuando llegaban desfallecidos. Aunque tenían otras acepciones distintas, las más concretas relacionadas con los pobres de pedir son las siguientes:

CHANCLO.- «Se dice del zapato viejo y de desecho que utilizan sólo los pobres de pedir por puertas y que las amas de casa aldeanas ataban, en función de potala, a las patas de sus gallinas cluecas o amigas de salirse del cercado. (...) La acepción familiar es explicada por la condición de un zapato que, sobre no servir ya ni a Dios ni al diablo, todavía anda en pasos, arrastrado por vagabundos y mendicantes».

AGUACHIRRI.- «En Gran Canaria se aplica casi solamente a las viandas livianas. El aguachirri es comida de pobres de pedir por puertas, lo que el humor de la tierra llama "caldo de verguillas" y "caldo de enredaderas": un plato de agua de fregaduras y dos "papitas" desaladas. Tal vez algún manojito de bledos».

Tiempos atrás no todos los que iban de puerta en puerta eran "pobres de pedir" y los listos "rompepoyos"; era normal la presencia en las calles empedradas del vendedor de tollos y pescado salado, del afilador, del cabrero con sus cabras para ordeñar y vender leche, "güeveros", ... y el buhonero que en su burro llevaba de todo lo habido y por haber. Otros pocos más son los que todavía vemos por algunos pueblos.


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