Este decir,
muy usado en las islas, pretende trasmitir la advertencia del interés de
aquellos que se acercan con adulamientos a una persona con el fin de obtener de
la misma algo de provecho.
Probablemente
nace de la antigua costumbre de aquellos que mendigaban de puerta en puerta
para subsistir, más concretamente de aquellos otros que lo hacían porque no les
gustaba trabajar, que andaban siempre de gandules y perezosos, conocidos popularmente
como debasos, rompepoyos o culeros
porque se pasaban el día sentados en los poyos
o bancos de mampostería de las plazas e iglesias.
Nos
los describe Pancho Guerra en su libro Las
Memorias de Pepe Monagas cuando los distingue de los necesitados "pobres de pedir por puerta",
según lo narra «Cuando
reviraban de pleno contra el mandato de ganar el pan sudándolo, conforme a la
ley vieja y a las leyes nuevas -de las que Dios nos libre guarde-, se vestían
las ropas más humildes de su desastrado ajuar y se tiraban a vagabundos, con
una vara en la mano y un perrillo rabujiento arrimado al garabato de sus
sombras.
Eran las ropas de "piir"
-de pedir-, especiales, aquellas que a golpes de lamparones, trasluces y
remiendos a trancajilo, podían mover la misericordia de las gentes por esos
caminos de Dios».
Los
verdaderos necesitados "pobres de pedir por puerta" dieron lugar a determinados
canarismos, uno de ellos sus zapatos y el otro la comida que les daban en las
casas, en muchos casos para reanimarlos cuando llegaban desfallecidos. Aunque tenían
otras acepciones distintas, las más concretas relacionadas con los pobres de pedir son las siguientes:
CHANCLO.- «Se dice del zapato viejo y de desecho que
utilizan sólo los pobres de pedir por puertas y que las amas de casa aldeanas ataban,
en función de potala, a las patas de sus gallinas cluecas o amigas de salirse
del cercado. (...) La acepción familiar es explicada por la condición de un zapato
que, sobre no servir ya ni a Dios ni al diablo, todavía anda en pasos,
arrastrado por vagabundos y mendicantes».
AGUACHIRRI.- «En Gran Canaria se
aplica casi solamente a las viandas livianas. El aguachirri es comida de pobres
de pedir por puertas, lo que el humor de la tierra llama "caldo de
verguillas" y "caldo de enredaderas": un plato de agua de
fregaduras y dos "papitas" desaladas. Tal vez algún manojito de
bledos».
Tiempos atrás no todos los que iban de puerta en puerta eran "pobres de pedir" y los listos "rompepoyos"; era normal la presencia
en las calles empedradas del vendedor de tollos y pescado salado, del afilador,
del cabrero con sus cabras para ordeñar y vender leche, "güeveros", ...
y el buhonero que en su burro llevaba de todo lo habido y por haber. Otros pocos
más son los que todavía vemos por algunos pueblos.
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