Como
en cualquier lugar del mundo, el campesino en las islas vivía mirando al cielo,
pretendiendo descifrar que tiempo haría y saber a qué atenerse en sus cultivos.
La contemplación de los animales le ayudaba mucho a descifrar por su
comportamiento lo que podría acontecer, observando las hormigas, las abejas,
las ovejas, etc.
Era
una inquietud natural pues anticipándose a las condiciones meteorológicas que
harían al día siguiente conocería si podría arar, sembrar, plantar, o recoger
las papas. Si llovía sabía que ese día no podría sacar las papas, ni ese día,
ni los siguientes, y no por la incomodidad de mojarse, más bien porque si
sacaba las papas en los días de lluvia, con cada una de las papas se vendría
mucho barro, lo que exigiría un trabajo añadido. Esperar a que se secaran para
días después tener que quitar a la papa esos terrones fuertemente pegados con
sus dedos "gordos", con los pulgares, pues era mucha la presión que
tendría que hacer, más difícil y duro que desgranar el millo de la piña.
Era
normal que antes de irse a dormir observara la luna, pues de la observación
continuada por unos y otros se llegó a la convicción de que podía predecirse el
tiempo que haría al día siguiente. Ya más tarde, además de mirar la Luna,
escuchaba el "parte" en la
radio nacional, esperando que al final del mismo hablaran del tiempo, pero de
estas islas poco se decía, y siempre cifraba su esperanza de predicción en la Luna.
El nombre de ese informativo radiofónico fue la secuela de los "partes de la guerra civil" que
los militares obligaban a difundir.
Volviendo
a lo nuestro. Surgieron así muchos decires
o refranes meteorológicos, unos referidos al cerco de la Luna, esa aureola
velada alrededor de la luna llena que
era contemplada por el efecto óptico producido dadas las condiciones de humedad
y temperatura ambientales, que se interpretaba como riesgo inequívoco de
lluvia. Así llegó a las islas ese refrán castellano que reza "Luna
con cerco, lluvia y viento", o sus otras versiones de "Cerco
de luna, a los tres días lluvia" y "Cerco de luna, agua segura", siendo el primero de ellos el
que más fervientes seguidores tuvo por la predicción de agua y viento que en
las islas siempre asusta.
Pero
quizás los más tradicionales en las islas eran los referidos a los "cuernos de la Luna",
probablemente por las especiales condiciones climáticas de las islas. De noche
miraban hacia las marcas ya conocidas y observaban las sombras en la Luna que
denominaban "cuernos" por
su fisonomía, y si éstas se inclinaban hacia abajo exclamaban el decir “Cuernos cambados, suelo mojado”
expresión que se asociaba a la llegada de lluvias. Si los "cuernos" contrariamente apuntaban hacia arriba, el decir era “Luna derecha, agua no echa”,
que se asociaba a que no se esperaban lluvias.
Otros más entendidos en las paremias (refrán, proverbio,
adagio, sentencia) o decires como
aquí llamamos, hablan de "la cuna de
la Luna" observación que tiene
lugar en el cuarto creciente, como formando un arco cuyos extremos
o "cuernos de la Luna"
apuntan hacia la izquierda del observador.
De
esta forma, en las marcas por ellos conocidas la Luna se ve en una posición
casi tumbada con los "cuernos"
apuntando hacia arriba como "haciendo
cuna", o como aquí se decía como una "gabeta" o "gaveta",
canarismo del que Pancho Guerra recogía «Recipiente
en que se ordeña o come la leche con gofio». Algo más nos cuenta la
ACADEMIA CANARIA DE LA LENGUA , que en su segunda acepción recoge su uso para
Gran Canaria y El Hierro con el significado de «Especie de hondilla, generalmente hecha de madera, que utilizaban los
pastores para ordeñar, amasar el gofio, beber agua o poner la comida en la mesa».
La
tradición popular cuenta que cuando la cuna
o gabeta está hacia arriba, con su
concavidad retiene el agua de lluvia, y cuando la cuna o gabeta se inclinan
hacia abajo, vierten el agua, y de ahí el pronóstico de lluvias para los días
siguientes. Siempre hay que creer que primero fue la observación continuada por
el hombre del campo para determinar la predicción, y después, fue creada la
bonita fantasía visual para que la regla tuviera una fácil comprensión, si bien la luna que ilustra esta entrada no es la del cuarto creciente.
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