Nuestros decires se han construido y enriquecido en los
siglos transcurridos, incorporando al mismo palabras de nuestro léxico entre
las que se incluyen las heredadas de la lengua aborigen, como es el caso del "guirre". Forman parte de
nuestro lenguaje coloquial, el que hablamos en la vida diaria y con el que nos
comunicamos con nuestros allegados.
Por esta función de comunicación coloquial de la que nace, es
sumamente frágil y está sujeto a continuas adaptaciones al tiempo y al medio en
que vivimos, a los cambios sociales operados, y como no al deterioro de nuestro
medio natural por la propia contaminación "antrópica" por la propia
actividad humana.
El desuso de forma casi generalizada de este decir que en sentido figurado compara la
condición física del hombre con el "guirre"
que siglos atrás abundaba en las islas, es el efecto paralelo a la progresiva
extinción de este ave rapaz conocida con el nombre dado por los antiguos
canarios, puesto que la ausencia de su contemplación por las nuevas generaciones
impide la comparación que dio origen a este decir,
y así termina por olvidarse o sustituirse por otros parecidos, como aquél que
reza "Estás
flaco como una tea", por la visión del delgado palo extraído del
interior del pino canario (Pinus
canariensis) muy resinoso y de color rojo acaramelado que llamamos tea, prácticamente incorruptible, muy
apreciada en construcción en interiores y exteriores.
Curiosamente la compleja razón de la alarmante extinción del
"guirre" se encuentra la falta
de sus recursos alimenticios, en gran medida provocada por la estabulación del
ganado y desaparición de los muladares o sitios donde se echaba el estiércol y
la basura doméstica, habitat donde el ave encontraba su sustento. Si a ello
añadimos el expolio de nidos y el uso de venenos para combatir las plagas de
distintos animales que al ser su sustento se convierte en letal para las aves
carroñeras.
Se ha abierto una nueva esperanza de recuperación que
pretende garantizar una protección adecuada de esta especie en las islas
orientales, intentando que se mantenga una población sana y estable, con
efectivos reproductores y áreas suficientes para garantizar su viabilidad
genética y demográfica. Siglos atrás, dieron nombre a muchos lugares para crear
topónimos, e inclusive los castellanos, a las inaccesibles cuevas aprovechadas
por la cultura aborigen, les llamaron palomares y guirreras.
De esas locuciones y decires del siglo XIX no recoge Agustín
Millares Cubas dos muy ilustrativas de la condición física humana del sujeto:
«ENGUIRRADO.-
Flaco, desmedrado, triste, macilento, de aspecto semejante al del guirre. El
guirre es el buitre canario, según más adelante se dirá. Que está enguirrado
suele decirse del individuo enfermo o taciturno que permanece recogido sobre sí
mismo, en actitud de tristeza y abatimiento, dibujando una silueta semejante a
la del guirre cuando se posa en lo alto de una peña.
GUIRRE.- — Este es el nombre, derivado
probablemente del idioma guanche, que los canarios dan al "buitre".
Como esta ave de rapiña cuando está posada en lo alto de una peña, tiene silueta
de viejo tristón y flaco, es muy frecuente comparar con un guirre a la persona
delgada y macilenta.
— ¡Qué
flaqueza la de este niño! Está hecho un guirre.
Ya
en el siglo XX, Pancho Guerra nos pinta irónicamente en el diálogo familiar a
un aludido personaje en su obra Las Memorias
de Pepe Monagas: «Dijo su padre una
noche, después del Rosario, a su madre, sacando a la vieja del apoyito en que
la mecía, fijo, el guineo fañoso del ora "por" nobis :
— Tu
hijo Lucas tira a guirre. Y el guirre es caballero de la brisa, y la inclusive
del viento, hasta que cualisquier casadorsejo la agüaita, lo encañona y lo
abaja como un cortacapote.. .
— iSús, tal desgrasia! brincó ella del
embeleso al susto».
En
cuanto al "guirre" veamos la definición que nos aporta el diccionario
de la Academia Canaria de la Lengua: « guirre. 1. m. (Neophron percnopterus majorensis) Ave rapaz de un metro y medio
de envergadura, con el pecho y el vientre blancos, la espalda manchada de
negro, blanco y castaño, y las alas con las guías de color negruzco. Nidifica
en riscos y acantilados, y se alimenta de carroña, insectos, lagartos e,
incluso, caracoles. Según parece, ya solo quedan algunas parejas de guirres en
Fuerteventura y Lanzarote. 2. m. Persona flaca y consumida. Si lo ves ahora, te
da hasta pena, porque está hecho un guirre».
Si está claro que el decir
tenía por destino a un varón, pues mal visto estaría comparar a una mujer,
por muy delgada que esté, con un "guirre",
y así la sabia lógica coloquial ideó aquel otro que reza "Estás más flaca que una anguila", comparando
a la delgada y enfermiza mujer canaria con las anguilas (Anguilla
anguilla) que se encontraban en
los pilancones y charcos de algunos barrancos en los que se organizaban buenas "anguiladas".
El ilustre Gregorio Chil y Naranjo, en un manuscrito conservado en su MUSEO
CANARIO nos relata con gran detalle la excursión que hiciera el 1º de octubre
de 1871 a Los Tilos, por donde discurre el barranco de Moya:
«Determinose hacer una anguilada y luego la comida en los
Tilos. (...) Separadas las aguas de su cause y aislados los charcos se
les echa cal, pero principalmente lo que produce mas efecto son las tabaibas,
de cuya operacion se encargó un tal Domingo Bartolomé, (el guarda), de los
Tilos hombre que jamas puede estar tranquilo y notable por su ajilidad para
trepar, asi es tan pronto lo víamos en la cúspide de aquellos inmensos riscos
procurándose las tabaibas, como iba á casa á traer cualquier objeto que se le
mandaba á buscar.
Al poco tiempo las anguilas se presentan borrachas en la superficie y
por los bordes del charco, un silencio completo reina
entonces en todos y entrando las manos por debajo se les arroja fuera del agua
pues es tanto lo que resbalan que es imposible poderlas tener en las manos:
cada vez que sacaban una es indescriptible el efecto producido y á este
ejercicio se entregaban los que podian».
Probablemente
este último decir dedicado a las
féminas, no retrataba a una mujer "desmedrada,
triste, macilenta", tal cual se describía por Millares al hombre, más
bien sería una mujer simplemente
"flaca", pero eran tiempos en que los mullidos varones presumían enarbolando aquello de "con más carne, mejor lo pasas".
Qué tristes y macilentos estarían éstos hoy en día.
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