Este
decir es una adaptación del
castellano "Por un garbanzo no se
descompone el puchero" u otras versiones similares, que trata como es sabido, cuando alguien falta, su ausencia no es
motivo suficiente para que deje de celebrarse o hacerse lo que se trata.
No
resulta extraña la referencia al comino dada su presencia en los típicos mojos
verde y rojo, donde es un ingrediente común al igual que la cabeza de ajo, el vinagre, el aceite de oliva y la sal gorda, y
los componentes variables son los que se añaden para definir las
características finales del mojo según sea verde o rojo. Además de la
utilización de esta especie en distintos potajes canarios.
El
recurso a la inclusión del comino en el decir,
tiene su lógica pues conociendo que la cantidad requerida para los mojos es una
cucharilla de comino, el sentido figurado que falte un grano de semilla, no
altera para nada la calidad del mojo. Igual como sucede con aquellos que se
creen indispensables para todo, creyéndose que sin su presencia cualquier acto
o reunión colectiva se suspenderá.
También
tenemos la locución castellana "Me importa un comino" utilizada
para manifestar desinterés, que recurre también figuradamente a una semilla de comino, probablemente por lo menuda que
es la misma y lo común, tal como sucede cuando en esta locución se sustituye el
comino por el bledo, en este caso por tratarse de una planta salsolácea cuyos
tallos llegan hasta el suelo, y si bien son comestibles, su aprecio es bajo.
Precisamente
por esa menudencia del comino,
Pancho Guerra recoge el sentido figurado con que es usado en el léxico canario que
no tiene nada que ver con nuestro decir,
cuando nos referimos de forma risueña a los atrevidos niños: «COMINO.- Dícese de los niños cuando
prematuramente hombrean o se manifiestan resabidillos. También suele aplicarse
a las personas de baja estatura».
En más de una ocasión
todavía oímos la expresión "valiente
comino" dirigida cariñosamente a un niño que emula frases o comportamientos
que corresponde a personas mayores, trasladando cierta sorpresa y satisfacción a
quien la pronuncia precisamente por lo inesperado que es para el niño que consideramos
una "menudencia" como el aludido comino.
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