En ocasiones algunos habían que intentaban
arrancar en la vida, metiéndose en negocios o iniciativas de los que esperaban
rápidos resultados económicos. Al poco tiempo, cuando comenzaban a tener claro
que ello no era lo que se esperaba, abandonaban tal empeño y si alguien le
preguntaba las causas de su renuncia, la contestación típica era este decir.
No necesariamente el negocio que no
resultaba era relacionado con el ganado como expresa el decir, pero siempre fue muy recurrente en la sociedad isleña acudir
a la jerga pastoril para su mejor comprensión. Cierto es que la vaca no da
leche en cantidad por su propia condición, pues requiere para liberar toda su
leche que se encuentre relajada y segura, y su ordeño tiene que ser limpio y
tranquilo, sin que pueda asustarse o que se le cause mal alguno, y así
facilitar la bajada de la leche y la mayor producción. Y si se quiere que
perdure deberá parir cada año, respetando los diez meses de ordeño para que las
células encargadas de producir la leche en la ubre se recuperen apropiadamente
antes del parto, para que tenga un buen calostro para alimentar al becerro y tenga
una buena producción.
Si así no fuera, la vaca daría CHORREJOS,
que como cuenta Pancho Guerra «Se dice
despectivamente del escaso fruto que dan los animales lecheros por malos o por
exhaustos en fuerza de agotar su ordeño». El recurso a "que se la mame el becerro", lo es para evitar que se
produzca la RETESA, que no es otra
cosa que la «Ubre llena de leche, ya casi
como para estallar, que causa molestia a la cabra o vaca».
Probablemente el desespero del que se
justificaba con el decir, lo era por
mirarse en el espejo de aquellos a los que les iba muy bien en los negocios,
aquellos de los que se contaba con envidia "se han empajado",
recurriendo también a un término pastoril como nos lo cuenta el mismo autor.
«EMPAJARSE.- Enriquecerse por medio de
algún óptimo negocio de lance. Colmarse de gusto hasta el mismísimo gollete al
satisfacer cualquier apetito. En una época en que dieron a ciertos isleños,
pescadores linces de altura y bajura, algo así como la exclusiva del pintoresco
y rico negocio portuario llamado cambullón, los gangueros que la obtuvieron del
mandurria se empajaron, sacándole al tráfico raja, tajada y astilla. Se podía oír
también de ciertos concejales, de ciertos contables, de ciertos mayordomos y
hasta de gente de Puertos Francos: "iSe
están empajando!".
"Empajada"
vale en castellano por "pajada para las caballerías". La
"pajada" se compone de "paja mojada y revuelta con salvado que
se suele dar a los animales". En Gran Canaria recibe el mismo nombre un
pienso semejante, sustituido generalmente el salvado o afrecho -como se le
llama también en la isla- por gofio. Debe ser gustoso y nutrido alimento para
los animales lecheros, que son los que allí se regalan con ese sustento de
excepción.
Se
dibuja, creemos, el origen de las figuradas voces
insulares. En América hispana, concretamente en Puerto Rico, conforme la
Academia, dice "empajarse" de hartarse, "llenarse de cosas sin
sustancia". Es cosa diferente, como se ve».
Hemos de recordar también que la
utilización figurada de la "leche",
es un recurso presente en las islas
asociado siempre a la obtención de dinero de remplón: «iLECHE!
Exclamación, ponderativa, por tener suerte. Así, para decir que se sacó la
lotería, se dice: "¡Tiene una leche
... !"», precisamente lo contrario de nuestro decir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario