Muchos decires de las islas tienen sus raíces
en los ambientes pastoriles, probablemente por la costumbre tradicional de
hablar coloquialmente entre ellos de los vecinos utilizando figuradamente la
jerga pastoril para destacar sus atributos o defectos.
Este decir que es dedicado a aquellos hombres
que muestran una especial predilección o atracción por la mujer con grandes
pechos, también lo es para aquellos que practican la avaricia de todo tipo en
la vida.
El académico
Agustín Millares Cubas ya en el siglo XIX establecía tres categorías para los
mismos: «Agarrado, jilmero y "avaro"
son tres grados en la práctica del ahorro, que deja entonces de ser virtud».
Del AGARRADO
recogía textualmente que era un «Modismo
expresivo que designa al sujeto que, sin ser propiamente avaro, evita las
ocasiones de gastar y cuando llega el caso, gasta poco. Etimología: No se cae,
sabe agarrarse. "¡Que agarrado es Don Pancho!" "Es Alejandro en puño"».
Sobre el segundo
contaba del «JILMERO.- El jilmero no llega a la talla pasional del avaro. Es el "miserable" o "miseriento" según otro
modismo canario, el "puerco", el que evita las ocasiones de gastar y
busca las de comer, beber o fumar de gorra o de guagua, esto es, a costillas de
otro».
En la entrada a su
léxico sobre el significado de MISERIENTO nos cuenta algo más de su
sentido «En este país en que generalmente
se practica la economía y se evitan los gastos inútiles y de pura ostentación
(es más: hay quién no puede menos de incomodarse cuando le pasan una cuenta) es
preciso ser muy avaro, muy "puerco", para merecer el calificativo de miseriento.
El pueblo aplica el de M... al "miserable", al Alejandro en puño, que rehuye
contribuir a los gastos más legítimos y más sagrados. Conocí en lejanos tiempos
a un tipo que .todo el mundo conocía por Juanito M...».
La repetida expresión o
frase alusiva a un personaje "Alejandro en puño" que recoge en su léxico Pancho Guerra con el
significado de «avaro, tacaño», fue utilizada por nuestro ilustre Benito Pérez
Galdós en su obra Fortunata y Jacinta,
concretamente cuando doña Lupe alude a la tacañería de su sobrino Nicolás de la
siguiente forma: «Es Alejandro en puño y
no le gusta ser rumboso sino con dinero ajeno».
Manuel C. Lassaleta,
gran investigador de la obra galdosiana consideraba que «... la señora haya improvisado esta frase por un cruce entre el
recuerdo de ese gesto que consiste en cerrar fuertemente el puño al referirnos
a quien se resiste a abrir la mano y entrega dinero, y el famoso Alejandro de
Macedonia que metió en un puño a gran parte del mundo antiguo».
Volviendo a nuestro
decir y su localización en el mundo
pastoril de las islas, es oportuno destacar los matices en cuanto a la relación
del tamaño de la mano con la teta, pues hay términos en nuestro léxico que nos
aclaran sus ideales condiciones en palabras de Pancho Guerra.
Cuando dicen BAJAR,
se refiere a «Acudir el raudal de leche
hasta el pezón de las ubres cuando se practica en ellas el apoyo o apoyadura».
También lo es el término SOBAJAR (Sobajiar), de cuyo verbo nos
cuenta su significado «Trabajar las tetas
de los animales, a la vez que las ubres lecheras, con un caricioso masaje para
que acuda el raudal de leche con que amamantar a la cría o preparar el ordeño.
Esto último se suele practicar poniendo al recental junto a la madre, a fin de
jugarle a ésta una apoyadura. En castellano tiene otro sentido».
No hay comentarios:
Publicar un comentario