sábado, 25 de enero de 2014

Azafrán por la noche, luz por el día, todo es bobería





Este antiguo y largo decir trata de demostrar que en la vida no se puede estar pendientes de tonterías o boberías, de presumir o entretenerse con cosas inútiles o banales, que en la práctica no aportan ningún provecho o beneficio material, moral, e incluso sentimental.

Para ello recurre figuradamente a los tiempos de las lámparas de aceite o de bencina que iluminaron tantos hogares grancanarios, hasta que surgió a principios del siglo XX la "fábrica de la luz" promovida por el abogado teldense Eusebio Navarro Ruiz en la plaza de la Feria. Eran tiempos en que poco importaba que el caldo o tumbo del potaje de la cena llevara o no azafrán como colorante, porque poco se distinguía de noche el color del caldo y lo importante era la sustancia que llevaba. Al igual que nada añadía la luz de la lámpara encendida durante el día, cuando la luz del sol penetraba por el patio central de las casas.

Presumir era como contar tonterías o boberías un atributo que descalificaba a la persona en aquellos tiempos que el comportamiento y esfuerzo personal eran muy importantes.

El académico Agustín Millares Cubas lo manifiesta de forma más ilustrada cuando recoge en su léxico «BOBEAR.- Del sustantivo bobo el verbo bobear, decir tonterías, hacer el tonto, ponerse en ridículo, sobre todo en presencia de personas del otro sexo.
— Pepito ni por casualidad dice una cosa razonable. Siempre está, bobiando». 

La inclusión menos ilustrada de la expresión popular del gerundio "bobiando" de nuestro léxico, nos acerca al popular verbo "bobiar", del castellano "bobear", sustituyendo la letra "e" por la "i", cambiando el fonema vocálico medio por uno cerrado, usual en las islas al ser más melodioso y suave. Del mismo incluye Pancho Guerra además del verbo "tontear", la acepción muy al uso en las islas de "presumir", que explica el verdadero significado de nuestro decir.

Un ejemplo nos lo obsequia este último autor en las Memorias de Pepe Monagas cuando recoge: 
«iAy, Señó ... ! La que está soltera, se hiso amiga, pero como de uña y carne, de una maestra enralada que mandaron allá atrás, ¡que maldita la hora usté! Pegó a agarrarme mañas de señorita y a bobiar, lo mismo con los pelos, que con los besos, que con los muchachos.. ¡Dígame usté cómo sería, que toda pintorriada y vestida de fulgurante, se metía en los plantanes a coger papas ...!». 

Como hemos mencionado las lámparas de bencina -derivado del petróleo que se utilizaba como combustible y de la que también hubieron planchas- no debemos dejar de mencionar esas locuciones muy al uso en la época que se dedicaban a aquellas personas que se iban de un lugar con demasiada prisa, de los que se les decía que se fueron "como perros con bensina" o "como gatos con bensina", sentido figurado que tuvo su origen en aquellos tenderos de aceite y vinagre, quienes cansados de aguantar alguno de estos animales de compañía que le incomodaban, recurrían al chorrito de bencina en el rabo para que desaparecieran de su tienda.

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