Este
decir es una adaptación del
peninsular "De uvas a peras",
guardando la rima y sustituyendo las peras por una fruta presente en las islas
antes de la conquista castellana, que según algunas fuentes pudo ser
introducida por las expediciones mallorquines en el siglo XIV. Ambas locuciones
tienen el significado de "muy de
tarde en tarde", como de algo que acontece con muy poca frecuencia.
El
decir en todo caso respeta la lógica
del largo tiempo que media entre la cosecha de ambas frutas, pues como se sabe
las uvas se cosechan a finales de
verano principios de otoño, alrededor del mes de septiembre, y las brevas de las higueras bíferas o reflorecientes, llamadas brevales,
breberas o bacoreras, se
recolectan en junio-julio, si bien sus higos son cosechados entre agosto y septiembre, al igual que los
higos de las propiamente llamadas higueras comunes. Por tanto, de las uvas a
las brevas habrán pasado aproximadamente unos diez meses.
Pancho
Guerra recoge este decir y menciona
también otras expresiones y locuciones que guardan similar significado. Incluye
la palabra RELANCE de la que señala «De uvas (o peras) a brebas. Rara vez.
Ocasión rara. "A fulano me lo
encuentro de relance"».
La
misma es incluida por el diccionario de la ACADEMIA CANARIA DE LA LENGUA como
sigue: «relance. de relance. Muy de tarde
en tarde y por casualidad. 'Antes nos
reuníamos a menudo, pero ahora lo veo de relance'», y sobre esta locución
adverbial "de relance" el
DRAE incluye un significado algo distinto al dado en las islas y de mayor eventualidad:
«Casualmente, cuando no se esperaba».
Posiblemente
la más curiosa locución con este mismo sentido, ya perdida, lo es "Como
cartas de La Habana" o "Como
cartas de La Bana", esta última al producirse la síncopa o supresión
del sonido de la "ha" algo
cacofónica en el nombre de la capital cubana. Nos remite a la gran emigración
de miles de canarios a Cuba, antes y después de su independencia en 1899, y
evoca la angustia que trasmitía la infrecuente correspondencia que recibían las
familias de aquellos que allí trabajaban, en gran medida debida a las escasas
comunicaciones marítimas, si bien se conocían sus programadas arribadas de meses.
No
deja de sorprendernos la capacidad creativa de la sociedad canaria de entonces,
para generar expresiones de fácil comprensión para todos, en muchos casos enalteciendo
y recordando los sentimientos humanos que las arropan, y sin dejar de medir los
tiempos de las frecuencias en este caso, denota la angustia por no tener noticias
de sus seres queridos. Como comentamos, decires
con sentimientos de singular belleza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario