martes, 14 de enero de 2014

De uvas a brevas




Este decir es una adaptación del peninsular "De uvas a peras", guardando la rima y sustituyendo las peras por una fruta presente en las islas antes de la conquista castellana, que según algunas fuentes pudo ser introducida por las expediciones mallorquines en el siglo XIV. Ambas locuciones tienen el significado de "muy de tarde en tarde", como de algo que acontece con muy poca frecuencia.

El decir en todo caso respeta la lógica del largo tiempo que media entre la cosecha de ambas frutas, pues como se sabe las uvas se cosechan a finales de verano principios de otoño, alrededor del mes de septiembre, y las brevas de las higueras bíferas o reflorecientes, llamadas brevales, breberas o bacoreras, se recolectan en junio-julio, si bien sus higos son cosechados  entre agosto y septiembre, al igual que los higos de las propiamente llamadas higueras comunes. Por tanto, de las uvas a las brevas habrán pasado aproximadamente unos diez meses.

Pancho Guerra recoge este decir y menciona también otras expresiones y locuciones que guardan similar significado. Incluye la palabra RELANCE de la que señala «De uvas (o peras) a brebas. Rara vez. Ocasión rara. "A fulano me lo encuentro de relance"».

La misma es incluida por el diccionario de la ACADEMIA CANARIA DE LA LENGUA como sigue: «relance. de relance. Muy de tarde en tarde y por casualidad. 'Antes nos reuníamos a menudo, pero ahora lo veo de relance, y sobre esta locución adverbial "de relance" el DRAE incluye un significado algo distinto al dado en las islas y de mayor eventualidad: «Casualmente, cuando no se esperaba».

Posiblemente la más curiosa locución con este mismo sentido, ya perdida, lo es "Como cartas de La Habana" o "Como cartas de La Bana", esta última al producirse la síncopa o supresión del sonido de la "ha" algo cacofónica en el nombre de la capital cubana. Nos remite a la gran emigración de miles de canarios a Cuba, antes y después de su independencia en 1899, y evoca la angustia que trasmitía la infrecuente correspondencia que recibían las familias de aquellos que allí trabajaban, en gran medida debida a las escasas comunicaciones marítimas, si bien se conocían sus programadas arribadas de meses.

No deja de sorprendernos la capacidad creativa de la sociedad canaria de entonces, para generar expresiones de fácil comprensión para todos, en muchos casos enalteciendo y recordando los sentimientos humanos que las arropan, y sin dejar de medir los tiempos de las frecuencias en este caso, denota la angustia por no tener noticias de sus seres queridos. Como comentamos, decires con sentimientos de singular belleza. 

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