Expresión muy antigua que hace referencia a la necesidad de guardar absoluto silencio ante los chismosos y noveleros de ambos géneros. Pero la inventiva al fin perseguido, ha sido siempre inagotable. Como normalmente se dice, ignorarlos.
Por los años 60 del pasado siglo, cuando llegaron las películas del oeste y de vikingos, en plena adolescencia, surgieron las frases "A galope que viene garicope", haciendo alusión al actor Gary Cooper protagonista de los western, y también "Corta y rema que vienen los vikingos", ambas para dar la callada ante la presencia de alguien que se consideraba chismoso o novelero.
Años después, en plena juventud, rescatábamos de los mayores aquella otra que decía "Silencio que hay moros en la costa", modificando su sentido de prevención al fin deseado.
Por los años 60 del pasado siglo, cuando llegaron las películas del oeste y de vikingos, en plena adolescencia, surgieron las frases "A galope que viene garicope", haciendo alusión al actor Gary Cooper protagonista de los western, y también "Corta y rema que vienen los vikingos", ambas para dar la callada ante la presencia de alguien que se consideraba chismoso o novelero.
Años después, en plena juventud, rescatábamos de los mayores aquella otra que decía "Silencio que hay moros en la costa", modificando su sentido de prevención al fin deseado.
Ya lo dice Pancho Guerra en su tratado del léxico grancanario cuando dice del significado de la conocida como ALEGANTINA «Murmuradora, chismosa,
maldiciente, que practica como por oficio lo de poner al prójimo "de caldo
y cocina", haciendo una sama de una escama, o cosas semejantes. Como sus
víctimas suelen ser cluecas del mismo gallinero, la "alegantina" alcanza
la réplica de acuerdo con la refranera recomendación: "A lengua ligera,
tijera". Sobreviniendo el escorroso, las grandes trifulcas, las sonadas
peloteras de los Riscos, siempre tienen por protagonista una alegantina».
El Diccionario de Canarismos de la Academia Canaria de la Lengua ha
refinado en el tiempo su significado cuando recoge alegantín/na con dos acepciones y sus usos, el segundo exclusivo de
Gran Canaria: «1. adj. Que habla mucho, por lo general de forma intrascendente. 'Me
tenía loco de la cabeza esa alegantina'. 2.
Murmurador y chismoso. 'Lo paso todo, menos que una persona sea alegantina'».
El adjetivo se ha construido desde el
verbo alegar que en el Diccionario del Castellano (DRAE) tiene tres acepciones que se alejan del sentido que le damos
en las islas «alegar. 1. tr. Dicho de
una persona: Citar, traer a favor de su propósito, como prueba, disculpa o
defensa, algún hecho, dicho, ejemplo, etc. 2.
tr. Exponer méritos, servicios, etc., para fundar en ellos alguna pretensión. 3. intr. Der. Dicho del interesado o de
su abogado: Argumentar oralmente o por escrito, hechos y derechos en defensa de
su causa».
Muy distintas a las tres acepciones y
usos que recoge nuestro Diccionario de Canarismos: « alegar. 1. v. Conversar,
hablar sin objeto determinado y por mero pasatiempo. 'Nos pasábamos toda la
tarde ahí al soquito, alegando hasta la hora de la cena'. 2. v. Conversar en
perjuicio de un ausente, censurando sus acciones. 'Lo que no me gusta de él es
que alega de todo el mundo'. 3. v. Protestar, disputar, altercar. 'Yo no me voy
a poner ahora a alegar con el policía'».
Pancho Guerra lo hacía más entendible
para todos «ALEGAR.- Practicar la charla ligera, la conversación
intrascendente. También se emplea en sentido de murmuración. El "tempo lento",
que hasta ahora ha marcado el ritmo de la vida insular, permite al ciudadano
canario alegar en todos lados, incluso en las esquinas, tan socorridas siempre
para esta feliz pérdida de tiempo. En cuanto a la segunda acepción, puede ilustrarse
diciendo que hay personas a las que se convida a un casorio (un suponer): "y
arriba de sacar la panza de mal año, salen alegando"»
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