Era
el típico consejo que se daba para animar ante un desengaño,
manifestando que no hay que entretenerse o reparar en tonterías y
continuar con la vida, que el paso del tiempo (de horneado) pone las
cosas en su sitio, desde la expresión "adobar" como "componer" la vida.
Pancho Guerra en su
Léxico de Gran Canaria nos aporta una amplio significado del verbo adobar, y
que no lo es en exclusivo para el uso gastronómico, dándonos su singular receta,
con el recuerdo a su tierra tirajanera, y como no, el típico piropo desbordante
de buen sabor por comparación.
«ADOBAR- En el sentido en que suele emplearse, con base en la primera
acepción castellana: "componer, arreglar, aderezar", de filosófica
esperanza en algo que hace inútil o "mal empleadito!" el anhelo, de
confianza dictada por la "cultura de la sangre" en el espontáneo
desenlace de las cosas graves, como el amor, el término, gracioso y lírico, nos
parece un localismo. Hay un intencionado refrán que ilustra y corrobora esta al
parecer rebuscada dimensión: "Amasa, boba, que el horno adoba"
= No te quebrantes, ni te entretengas en garambainas y melindres, que la vida y
el tiempo, gran componedor, pondrán lo suyo, contigo o sin ti.
Con relación al rico caldo -"póngase vinagre, sal, orégano,
ajos.. ."- en que cristalizan las mejores complacencias y
regostos de las carnes de cochino, de los baifos, de las aceitunas -¡oh, las endrinas,
carnosas, enmollecidas de Temisa !-, el isleño tiene una expresión ponderativa,
que le brinca a la boca, de ordinario mesurada, al paso, por ejemplo, de una
hembra nuevita y con mucho garabato: "iMe gusta más que adobo!"».
No debe entenderse
despectivamente la recurrida boba de la rima, pues es la boba que deriva a
bobería, y como dice el mismo autor «bobería es en la Isla un estado de
relajación física provocado por sueño viejo, un intenso cansancio, una ola de
calor -el Levante, por ejemplo-, etc. "Llevo tres noches arreo velando la
vaca, ¡y tengo arriba una bobería, una bobería.. . !"».
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