Muchos decires han sido introducidos en las
islas, como es natural, procedentes de la península Ibérica, y en muchas
ocasiones se han adaptado a nuestro singular léxico con pequeñas variantes en
su estructura, sustituyendo una o más palabras por las acostumbradas de nuestro
léxico. Como sostienen algunos autores, una buena parte de las peculiaridades
léxicas dialectales de las islas son adaptaciones o desarrollos que siguen los
caminos de la metáfora, la metonimia, la derivación o la composición, del
léxico general de la lengua histórica común.
Del muy conocido refrán de "Barriga llena corazón contento"
está documentado que viajó a las islas y continuó su peregrinar hacia América,
arraigando profundamente en las distintas naciones de habla hispana de este
último continente. Si bien en los tiempos actuales ha adquirido en las islas
cierta notoriedad y uso, siglos atrás que pudieron ser los coincidentes con los
tiempos en que inició su emigración hacia los territorios conquistados, en las
islas pudo sufrir una fuerte mutación metafórica, dando lugar a este decir con
igual intencionalidad filosófica de condicionar la alegría a la alimentación.
Pudo obedecer a los siglos de hambruna
soportados, en parte por el desabastecimiento como consecuencia de los saqueos
que ocasionaban los corsos a las comunicaciones entre la Península y Canarias. No
debemos olvidar, que aún siendo la población residente en las islas el
resultado de un fuerte y múltiple mestizaje, las islas soportaron también el colonialismo
de los corregidores en los siglos de mayores penurias, que favorecieron según
algunos investigadores la guerra social que se generó a raíz la colonización
del territorio canario por parte de las sociedades con intereses en aculturizar
y hegemonizar a la población canaria.
En función de ese
momento histórico y de las circunstancias que rodearon su desarrollo, el
lenguaje emerge como el conducto
de sentimientos y se convierte en la expresión de pensamientos y experiencias. Es así
como utiliza de manera metafórica iconos representativos de su entorno para expresar,
que cuando no hay granos que comer, no pueden haber alegrías, y así construye
este precioso decir de "El canario cuando canta, parte primero el alpiste", estableciendo
como condición primera la comida y como conclusión la alegría de cantar.
Es un decir que ha sido llevado a muchas coplas
de isas, la más reciente la "Isa de Luciano" de Los Sabandeños, probablemente recopilación de otras anteriores versiones
majoreras o moganeras. Pudieron ser bellos lemas para las grandes convocatorias
de los motines de subsistencia que fueron convocados "al toque de caracolas" a finales del siglo XVIII, luego
reinterpretadas con la aparición de la figura del llamado "cacique" en épocas más recientes, en la frontera de los
siglos XIX y XX.
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