Dice Pancho Guerra «A los hombres que casan con mujer brava
dicen los amigos expertos y que bien lo quieren: “Bueno, ¡pero tú no te dejes
coger la camella!».
Por extensión, este dicho se dice
de forma generalizada a cualquier persona sea cual fuere su género, cuando se
relaciona con otra persona, tanto lo sea o no por afinidad, y se presupone que
la otra tiene una personalidad dominante. Es por tanto una advertencia para no
dejarse dominar por otro.
El uso del verbo coger, es en su sinónimo de
tomar o sujetar, y "camella"
no es la hembra del camello. Es el nombre de la parte curvada del yugo de la junta de bueyes o mulas. Tal
expresión nace en los ambientes pastoriles en los que se conoce que una vez
encajadas las cabezas de los animales en las "camellas", y atados convenientemente los cuernos, la
yunta se rinde y obedece mansamente, aunque se trate de poderosos bueyes bien
armados, y aunque el mandador no sea una persona fuerte.
Dice la Academia Canaria de la Lengua que "camella" es el «Arco del yugo para uncir por la cabeza cada
una de las reses vacunas que forman la yunta». El DRAE tiene una entrada
para esta voz, pero la remite a "gamella",
de la que su segunda acepción da un significado muy parecido al anterior «Arco que se forma en cada extremo del yugo
que se pone a los bueyes, mulas, etc.»
EL yugo como herramienta agrícola fue utilizada para unir en el esfuerzo una "junta" de animales para arar, para el arrastre de grandes piedras y de troncos madereros en la antigüedad, cuyas habilidades se rememoran en la actualidad con concursos de arrastre, y también para tirar de carretas agrícolas, parecidas a las que en la actualidad se ven en algunas romerías festivas.
En el yugo
se distinguen tres partes: la parte central, normalmente recta, que es llamada sobeo o centro; las mesas que son las prominencias superiores donde se atan la cuerdas;
y las comentadas camellas o gamellas, de las que ya hemos dicho que
son curvas, para su acomodamiento al animal, si bien las hay de distintos grados
de curvaturas.
Cuando se va a arar o tirar de carreta, respectivamente el arado
o el pértigo es atado con sogas o correas al yugo a través del barzón
o anillo de hierro, madera o cuero, que es atravesado por un "tarugo" para su firme sujeción.
Muchos antiguos yugos en Canarias
lucen auténticos trabajos de "talla",
embelleciéndolos para satisfacción y orgullo del agricultor o pastor propietario.
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