Cuando se dice referido a una
persona lo es con la intención de adverar que la cualidad, atributo, condición o
particularidad de la misma, ya sea virtud o vicio, no es nueva, sino heredada
de sus ancestros.
Del canarismo "bico" el diccionario de la Academia
Canaria de la Lengua incluye dos acepciones: «1. m. Punta acanalada que tienen en el borde algunas vasijas. 2. m.
Mueca o gesto que precede al llanto verdadero o fingido».
En cuanto a la segunda acepción,
Pancho Guerra va más allá y nos lo describe con mayor esplendor cuando dice «Como figura familiar se dice bico a la mueca
o mohín que se hace con la boca en los momentos iniciales del llanto, o
simplemente al amagarlo, mimoso melindre en el que son maestros espontáneos los
niños, y maestras menos espontáneas las mujeres que se dejan querer».
Este decir semánticamente viene
a tener el mismo significado que otros al uso en la península, uno es "De atrás le viene la tos al gato”,
y aquel otro que dice “De casta le viene
al galgo”.
Sorprende aparentemente del
decir canario, que el sujeto de la acción verbal sea el "garbanzo", por la sutileza que se tiene en su
construcción. Cierto es que un "garbanzo"
tiene algo así como un "bico",
pero también no es menos cierto que la costumbre tradicional de que cuando nos
referimos a este grano o fruto de esta planta herbácea de la familia de las "Papilionáceas", es que lo
mencionemos en género femenino: GARBANZA, pues nos estamos refiriendo al
garbanzo grande, muy apreciado por su volumen, por ser tierno y fácil de
guisar. Lo acostumbrado es pedir en nuestros "enyesques": "garbanzas
compuestas" o "garbanzas
con carne".
No debemos pasar por alto que el
"bico" más enraizado en el
sentimiento humano del canario es el "bico" de un bebé, cuando como
padres decimos "mira el bico que se
le está poniendo" cuando algún conocido le hace alguna carantoña. Y
aunque por lo que expresa el decir, parece que el "bico" lo tiene el "garbanzo", la no
utilización del género femenino puede inducir a que en este caso se esté llamando cariñosamente "garbanzo" al bebé, pues desde
que la madre está embarazada acostumbra a referirse al "garbancito".
Dice también el cantautor
canario Pedro Guerra en su canción dedicada a su hijo "Cuando Pedro llegó" en su primera estrofa: «La
ilusión se hizo latido / y el latido un garbancito
en su interior / poco a poco el garbancito
/ tubo dedos, labios, ojos, corazón ».
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