lunes, 25 de noviembre de 2013

No tocarle a uno ni papas ni pescado




El uso de este decir nos lo documenta Agustín Millares Cubas «En cuanto a la lejanía de parentesco, no cabe más allá. Frasquito no me toca absolutamente nada, somos totalmente extraños el uno al otro, ni tan siquiera nos hemos sentado nunca, en fraternal consorcio, frente a un sancocho humeante de pescado y papas».

Probablemente su origen lo tuvo cuando en esas comidas de celebraciones, sancochos o caldos de pescado para un gran gentío, quien repartía no ocultaba su desmedida inclinación con la parentela para poner en su plato lo mejor en papas y pescado, dejando para los poco afines o desconocidos el caldo clarito con algunos invisibles trozos de papas y el espinazo del pescado.

Es la consecuencia de refranes castellanos como "El que parte y reparte se lleva la mejor parte", incluyendo en el beneficio del reparto a la parentela, o como aquel otro "Hay que barrer para casa", pensando codiciosa o egoístamente que lo nuestro es lo primero cuando se presenta la ocasión.

De alguna forma estos detalles culinarios se incorporaron a la vida cotidiana, y así nos ilustra Pancho Guerra en ocasiones de mucha mayor seriedad y ceremonia:

«"¿Es usted amigo o enemigo del procesado... ?
 - A mí no me toca ni papas ni pescado”, contesta el declarante al estupefacto juez».

Acreditaba mucho el testigo que era persona "cabral", «Familiarmente se dice de la persona redicha, aficionada a frases hechas y rimbombantes» y de esta manera ante su señoría certificaba y dejaba "asentado" que el "cristiano" le era totalmente desconocido. Santas palabras.

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