El uso de este decir nos lo documenta Agustín Millares Cubas
«En cuanto a la lejanía de parentesco, no
cabe más allá. Frasquito no me toca absolutamente nada, somos totalmente
extraños el uno al otro, ni tan siquiera nos hemos sentado nunca, en fraternal consorcio,
frente a un sancocho humeante de pescado y papas».
Probablemente su origen lo
tuvo cuando en esas comidas de celebraciones, sancochos o caldos de pescado
para un gran gentío, quien repartía no ocultaba su desmedida inclinación con la
parentela para poner en su plato lo mejor en papas y pescado, dejando para los poco
afines o desconocidos el caldo clarito con algunos invisibles trozos de papas y
el espinazo del pescado.
Es la consecuencia de refranes
castellanos como "El que parte y reparte
se lleva la mejor parte", incluyendo en el beneficio del reparto a la
parentela, o como aquel otro "Hay
que barrer para casa", pensando codiciosa o egoístamente que lo
nuestro es lo primero cuando se presenta la ocasión.
De alguna forma estos
detalles culinarios se incorporaron a la vida cotidiana, y así nos ilustra Pancho
Guerra en ocasiones de mucha mayor seriedad y ceremonia:
«"¿Es usted amigo o enemigo del procesado... ?
- A mí no me toca ni
papas ni pescado”, contesta el declarante al estupefacto juez».
Acreditaba mucho el
testigo que era persona "cabral",
«Familiarmente se dice de la persona
redicha, aficionada a frases hechas y rimbombantes» y de esta manera ante
su señoría certificaba y dejaba "asentado"
que el "cristiano" le era
totalmente desconocido. Santas palabras.
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