Se
trata de un antiguo decir prácticamente
perdido que se usaba para referirse a alguien medio moribundo, es decir, el
actual ¡Está en las últimas!.
Agustín
Millares Cubas, lo incluye en el léxico de Gran Canario, del que dice:« CANDONGA.- Cárcel, mazmorra, chirona. 'En el
colegio hay una candonga para los niños ruines'».
Más
tarde Pancho Guerra abunda en las explicaciones y expresiones, acercándonos al
origen de esta palabra: «CANDONGA.- Lugar
donde son arrinconados provisionalmente los gallos de pelea fracasados: mestizos,
mestizays, barajundas. También se llama candonga a la cárcel: "Está en la
candonga”».
A
partir de esta definición el anterior autor desarrolla distintas hipótesis que
guardan relación con los estudios del prestigioso filólogo Joan Coromines
diciendo: «En el Corominas encontramos “candongo”,
voz que, conjetura el autor, estaría por “candidongo”. Señala el profesor que
“cándido" significa “tonto”, “mentecato”, en el Perú y Andalucía, y
“candungo” es en el Perú término burlesco del propio significado. La candonga
podría ser, pues, una especie de limbo para gallos cándidos, para gallos que desmienten
la sangre pugnaz, belicosa, pendenciera que es de ley en los de su raza.
Es posible que también tenga relación
con la voz el adjetivo castellano “candongoga” = perezoso, que tiene maña para
huir del trabajo y “candonguear”. 'Estar para la candonga': ni que decir que de
la candonga al puchero no hay más que un paso. Los gallos en tal apartamiento
andan en los últimos cacareos, en filos del guiso. La locución se extiende a
moribundos, lo mismo personas que animales, y a extremas crujías. El que en la
Isla está con la candela en la mano o el alma entre los dientes, como en
castellano dicen castizamente, ese está listo para la 'candonga'. Lo mismo el caído
,que no parece que levante cabeza más».
Más
recientemente encontramos el término en el Diccionario
Histórico del Español de Canarias que añade además «Como se ve en el TLEC [=Tesoro lexicográfico del español de
Canarias] es esta una palabra que
presenta una designación muy unitaria en casi todas las islas, sin que se tenga
una explicación clara y determinante sobre su origen. El término existe en
América, aunque con significados diversos y diferentes del canario».
Pancho
Guerra incluye la voz en los textos de las Memorias
de Pepe Monagas (Madrid, 1958), cuando describe el siguiente paisaje
costumbrista: «La perrera estaba allá por
los Poyos del Obispo. Era un teso cercado por unos muretes, con un ancho
portalón, en cuya municipal candonga iban
cayendo los perros sin ley y sin sombra de amo, los perros granujientos de la
ciudad, cosecheros mayores de garrapatas, patadas, pulgas y mataduras, que
encontraban un hueso como uno puede encontrarse un gordo de lotería, agarrando entonces
una indigestión».
La
referencia antes apuntada al "lugar donde
se arrinconaban los gallos de pelea fracasados", perdedores en las
peleas y a la espera de su destino final, el caldero, unida a las hipótesis que
sobre la introducción de esta antigua afición en Canarias fue por los indianos
que procedían de Cuba donde también eran usadas las "espuelas naturales postizas", pudiera sustentar que la candonga
fuera la "jaula o cárcel de los gallos
moribundos", a partir de donde surgiría el decir dedicado a aquellos que se encuentran en los últimos días de
su vida.
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