martes, 5 de noviembre de 2013

Con la cuchara que coges, comes




En la refundición del léxico de Gran Canaria que publica en 1922 Agustín Millares Cubas (1863−1935) bajo el título Cómo hablan los canarios, recoge la anterior versión de este decir CON LA CUCHARA QUE COJES, CON ÉSA COMERÁS, realizando el siguiente comentario que sigue vigente.

«Frase provervial que encierra, aunque parezca raro, una noción de alta filosofía, la de que somos nosotros mismos los dueños de nuestro destino, los forjadores de nuestro porvenir, de donde la responsabilidad que nos atañe, si desertamos de la noble empresa de crearnos a nosotros mismos que es, según la "doctrina bergsoniana", el fin mismo de la vida.

Cuando la madre observa que su hija está dispuesta a aceptar un noviazgo indigno de ella, la dice: Fíjate bien, mi niña. Con la cuchara que cojes, con ésa comerás. Y el padre le da el mismo consejo al hijo en el punto de elegir oficio o carrera.

¡La cuchara profesional! ¡La cuchara matrimonial! De elegirlas bien, ¡cuántas cosas dependen!»

El notario de profesión Agustín Millares Cubas, que es coautor de novelas, cuentos y obras de teatro con su hermano y médico de profesión Luis, hace referencia al filósofo contemporáneo suyo hijo de padre judío, el francés Henri Bergson (1859-1941), en los tiempos que está presidiendo (1921-26) la Comisión de Cooperación Intelectual de la Sociedad de Naciones (precursora de la actual Organización de Naciones Unidas). El filósofo ya se había convertido entonces en referente e indiscutible protagonista de los nuevos principios filosóficos en el cambio de siglo, frente al racionalismo del XIX. Seguiría profundizando en sus principios durante casi dos décadas, cuando muy enfermo acontece el inicio de la Segunda Guerra Mundial. Dado su reconocido prestigio intelectual y justificándolo en su precaria salud, se le exime de inscribirse en el registro de judíos, aún cuando manifestó no querer acogerse a la dispensa que se le otorgó.

Este decir que, como se aprecia, ha variado muy poco en el tiempo transcurrido y que era muy tradicional hasta la primera mitad del siglo XX cuando los padres otorgaban su "bendición" consintiendo el matrimonio de sus hijos, se sostiene precisamente en el principio que la libertad echa sus raíces en la necesidad. El hombre como ser libre y responsable, se crea a sí mismo, y así crea también el sentido de las cosas, convergente con los pensamientos filosóficos.
 
De ahí que la metafórica libre elección de la "cuchara", léase profesión, pareja, etc., será de su total responsabilidad y se convertirá en el sentido de su futuro de vida, metafóricamente representado por la "comida", como sustento de la propia vida, siendo por tanto inapelable en todas sus consecuencias.

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