En
la refundición del léxico de Gran Canaria que publica en 1922 Agustín Millares
Cubas (1863−1935) bajo el título Cómo hablan
los canarios, recoge la anterior versión de este decir CON LA CUCHARA QUE
COJES, CON ÉSA COMERÁS, realizando el siguiente comentario que sigue
vigente.
«Frase provervial que encierra, aunque
parezca raro, una noción de alta filosofía, la de que somos nosotros mismos los
dueños de nuestro destino, los forjadores de nuestro porvenir, de donde la
responsabilidad que nos atañe, si desertamos de la noble empresa de crearnos a
nosotros mismos que es, según la "doctrina bergsoniana", el fin mismo
de la vida.
Cuando la madre observa que su hija
está dispuesta a aceptar un noviazgo indigno de ella, la dice: Fíjate bien, mi niña. Con la cuchara que
cojes, con ésa comerás. Y el padre le da el mismo consejo al hijo en el
punto de elegir oficio o carrera.
¡La cuchara profesional! ¡La cuchara
matrimonial! De elegirlas bien, ¡cuántas cosas dependen!»
El
notario de profesión Agustín Millares Cubas, que es coautor de novelas, cuentos
y obras de teatro con su hermano y médico de profesión Luis, hace referencia al
filósofo contemporáneo suyo hijo de padre judío, el francés Henri Bergson
(1859-1941), en los tiempos que está presidiendo (1921-26) la Comisión de Cooperación Intelectual de la
Sociedad de Naciones (precursora de la actual Organización de Naciones Unidas). El filósofo ya se había convertido
entonces en referente e indiscutible protagonista de los nuevos principios
filosóficos en el cambio de siglo, frente al racionalismo del XIX. Seguiría
profundizando en sus principios durante casi dos décadas, cuando muy enfermo
acontece el inicio de la Segunda Guerra
Mundial. Dado su reconocido prestigio intelectual y justificándolo en su
precaria salud, se le exime de inscribirse en el registro de judíos, aún cuando
manifestó no querer acogerse a la dispensa que se le otorgó.
Este
decir que, como se aprecia, ha
variado muy poco en el tiempo transcurrido y que era muy tradicional hasta la
primera mitad del siglo XX cuando los padres otorgaban su "bendición" consintiendo el matrimonio de sus hijos, se sostiene precisamente
en el principio que la libertad echa sus raíces en la necesidad. El hombre como
ser libre y responsable, se crea a sí mismo, y así crea también el sentido de
las cosas, convergente con los pensamientos filosóficos.
De ahí que la metafórica libre elección de la "cuchara", léase profesión,
pareja, etc., será de su total responsabilidad y se convertirá en el sentido de
su futuro de vida, metafóricamente representado por la "comida", como sustento de la propia vida, siendo por
tanto inapelable en todas sus consecuencias.
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