Hace
referencia a los acontecimientos vividos y también a la firmeza de la palabra
dada, de que los tratos realizados son firmes, son negocio cerrado, sin
especular si se podía haber sacado más o menos.
Es
una adaptación del castellano "Sardina
que lleva el gato, tarde o nunca llega al plato" y que alude a todo aquello
que habiendo desaparecido no hay esperanza de recuperarlo. En la adaptación
realizada en las islas, se aleja del negativismo que parece sustentarse en la resignación
o lamentación por lo pudo haber sido, y se afianza el positivismo que los
hechos acontecidos son del tiempo pasado y en consecuencia son invariables.
Lo
que pudo ser y no fue, no debería nunca inducir a cuestionarnos que los hechos
pudieron haber tenido otros resultados si se hubiera actuado o acontecido de
otra forma, ni tan siquiera generar alguna expectativa de arreglo con el paso
del tiempo, tal como refleja el refrán castellano. El decir canario se aproxima más al castellano que reza "A lo hecho, pecho".
El
suceso que acontece refiere que "el
gato se llevó la sardina", figuradamente haciendo alusión a un hecho, fortuito
o no, que nos ha podido hacer un notable daño económico o sentimental; como
quiera que ya no tiene solución, mejor es asumir que "la sardina ya está vendida", en el sentido figurado de
entenderlo como un riesgo previsible, y aunque lo fuera por error propio, como
dice el último refrán castellano citado, "mejor
sacar pecho" y hacer frente a las probables críticas que nos pudieran
caer cuando nos responsabilicen de lo sucedido.
En
toda lógica, no complaceremos al que nos haga responsable de lo acontecido, pero
sí seremos más coherente con nuestra acertada forma de pensar de no
desgastarnos en remordimientos.
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