Se cuenta que en los tiempos tradicionales de nuestra
historia cuando alguien conocido se cruzaba con alguna mujer embarazada, se
intercambiaban las consabidas pregunta y respuesta:
─ Qué, ¿robando sandías?
─ ¡En
piedras de ocho!
Si bien la pregunta es figurada y relativa al volumen que ya tiene la mujer embarazada, la respuesta asegura que está en el octavo mes de embarazo y guarda relación con el argot del juego de cartas canario del Envite, concretamente con el momento en que uno de los dos equipos con un "envido" puede ganar la animada partida, cuyos triunfos parciales se anotan con las "piedras", usándose en muchos casos como tales garbanzos, judías o millos.
En el juego, con diferentes reglas según la isla, se dice que se está en tumbo cuando se tienen once piedras. Pero si un equipo tiene diez piedras y gana dos más, no se llega a doce, sino a once pues se resta una al pasar por las once piedras. Por esta regla, antiguamente cuando un equipo tenía ocho piedras y triunfos para enviar, lo advertía cantando ¡En piedras de ocho!, pues si ganara el "envido" que tiene un valor de tres piedras, se quedaría en once piedras y no doce.
Pancho Guerra cuando habla del CHICO lo explica así: «Conjunto de las nueve bazas que componen cada uno de los dos tiempos del juego de naipes llamado envite. ¡Chico primero!: locución con que se denota el éxito parcial de una empresa o negocio. (“¡Chico primero!” exclamaba en los tiempos del tímido amor el pretendiente tenaz, y en vilo el día que ella alumbraba la primera lánguida y honesta esperanza.
¡Chico primero!: el profesor Corominas parece hallar el origen de la voz. Dice el gran lingüista: “En la lengua arcaica castellana se empleo 'chico' con el valor sustantivo de 'un poco'. El 'chico' de la baraja es 'un poco' del total éxito de la partida.
¿Y hay, acaso, alguna relación entre las nueve piedras del chico y los nueve meses del embarazo femenino? En el mismo juego del envite se dice que se está "en piedras de ocho” cuando las bazas, alcanzando este número, hacen inminente el desenlace parcial o total del partido. Por extensión se aplica a las mujeres en vísperas de alumbrar)».
En la compilación que se hizo de la obra de Pancho Guerra en 1977, se incluyó la información que sigue con la expresión recogida en los textos de su obra: Los asuntos maduros, en sazón, los tiene el isleño "en piedras de ocho", y las hembras insulares en estado muy avanzado están también "en piedras de ocho".
─ ¿Cómo va eso, usté, Micaelita?
─ En
piedras de ocho, quería.
Que bonito y auténtico vocabulario. Sigue deleitandonos Humberto
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