Este
decir hace referencia al arte que se
adjudicaba a las mujeres de pararse en cualquier esquina para ejercer el oficio
de "alegantinas", si bien
no eran pocos los hombres que entre pizco y garbanzas "meneaban" con soltura la lengua para darle cuerda al
reloj y "no dejar santa sin
velas".
El
origen metafórico del decir guarda
relación con el tradicional campesino canario que siempre llevaba en la faja su
cuchillo, quien en el trayecto de ida y vuelta a sus cachos de tierra,
aprovechaba cualquier piedra que remataban muchos muros -preferiblemente de "cantería de Arucas"- para afilarlo
y así tenerlo siempre listo para cortar un "rolo"
de platanera, cualquier retama o hierba para los animales que tenía en el
alpendre.
En
tiempos más recientes, este arte era conocido como "chismiar", lo mismo que "contar chismes". Del "chisme"
dice el DRAE: «Noticia verdadera o falsa,
o comentario con que generalmente se pretende indisponer a unas personas con
otras o se murmura de alguna».
Sin
embargo el léxico canario va mucho más allá, y así Agustín Millares Cubas en el
siglo XIX nos decía que «Alegar, es
hablar más de la cuenta, con perjuicio tal vez de la honra o de la tranquilidad
ajenas», y el sujeto de la acción verbal era la "alegantina".
En
el siglo siguiente, Pancho Guerra trata
de profundizar en su definición: «ALEGAR.-
Practicar la charla ligera, la conversación intrascendente. También se emplea con
sentido de murmuración. (El “tempo lento”, que hasta ahora ha marcado el ritmo
de la vida insular, permite al ciudadano canario alegar en todos lados, incluso
en las esquinas, tan socorridas siempre para esta feliz pérdida de tiempo. En
cuanto a la segunda acepción puede ilustrarse diciendo que hay personas a las
que se convida a un casorio -“un suponer”- y arriba de sacar la panza de mal
año, salen alegando».
Cuando
habla de la "alegantina"
conecta con el moderno entender y dice que es «Mujer murmuradora, chismosa, maldiciente, que practica como por oficio
lo de poner al projimo “de caldo y cocina”, haciendo una sama de una escama,
o cosas semejantes. (Como sus víctimas suelen ser cluecas del mismo gallinero,
la “alegantina” alcanza la réplica de acuerdo con la refranera recomendación: “A
lengua ligera, tijera”. Sobreviniendo el escobonazo, las grandes trifulcas, las
sonadas peloteras de los Riscos, siempre tienen por protagonista una alegantina)».
Hay
que destacar la gran diferencia semántica que la palabra "ALEGAR" tiene
en el léxico canario con la lengua española. Veamos en primer lugar, la entrada
y acepciones que recoge el Diccionario de Canarismos de la Academia Canaria de
la Lengua (DBC), con sus expresiones
orales recogidas; y en segundo lugar, la entrada y acepciones del Diccionario
de la Real Academia Española (DRAE):
DBC: «1. v. Conversar, hablar sin objeto
determinado y por mero pasatiempo. 'Nos pasábamos toda la tarde ahí al soquito,
alegando hasta la hora de la cena'. 2. v. Conversar en perjuicio de un ausente,
censurando sus acciones. 'Lo que no me gusta de él es que alega de todo el
mundo'. 3. v. Protestar, disputar, altercar. 'Yo no me voy a poner ahora a
alegar con el policía'».
DRAE: «1. tr. Dicho de una persona: Citar, traer a
favor de su propósito, como prueba, disculpa o defensa, algún hecho, dicho,
ejemplo, etc. 2. tr. Exponer méritos, servicios, etc., para fundar en ellos
alguna pretensión. 3. intr. Der. Dicho del interesado o de su abogado:
Argumentar oralmente o por escrito, hechos y derechos en defensa de su causa».
Como diría Pepe Monagas "De perales a morales, verdes son las plataneras". Cualquier
parecido pura coincidencia.
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