lunes, 18 de noviembre de 2013

En cualquier piedra sacas filo




Este decir hace referencia al arte que se adjudicaba a las mujeres de pararse en cualquier esquina para ejercer el oficio de "alegantinas", si bien no eran pocos los hombres que entre pizco y garbanzas "meneaban" con soltura la lengua para darle cuerda al reloj y "no dejar santa sin velas".

El origen metafórico del decir guarda relación con el tradicional campesino canario que siempre llevaba en la faja su cuchillo, quien en el trayecto de ida y vuelta a sus cachos de tierra, aprovechaba cualquier piedra que remataban muchos muros -preferiblemente de "cantería de Arucas"- para afilarlo y así tenerlo siempre listo para cortar un "rolo" de platanera, cualquier retama o hierba para los animales que tenía en el alpendre.

En tiempos más recientes, este arte era conocido como "chismiar", lo mismo que "contar chismes". Del "chisme" dice el DRAE: «Noticia verdadera o falsa, o comentario con que generalmente se pretende indisponer a unas personas con otras o se murmura de alguna».

Sin embargo el léxico canario va mucho más allá, y así Agustín Millares Cubas en el siglo XIX nos decía que «Alegar, es hablar más de la cuenta, con perjuicio tal vez de la honra o de la tranquilidad ajenas», y el sujeto de la acción verbal era la "alegantina".

En el siglo siguiente, Pancho Guerra  trata de profundizar en su definición: «ALEGAR.- Practicar la charla ligera, la conversación intrascendente. También se emplea con sentido de murmuración. (El “tempo lento”, que hasta ahora ha marcado el ritmo de la vida insular, permite al ciudadano canario alegar en todos lados, incluso en las esquinas, tan socorridas siempre para esta feliz pérdida de tiempo. En cuanto a la segunda acepción puede ilustrarse diciendo que hay personas a las que se convida a un casorio -“un suponer”- y arriba de sacar la panza de mal año, salen alegando».

Cuando habla de la "alegantina" conecta con el moderno entender y dice que es «Mujer murmuradora, chismosa, maldiciente, que practica como por oficio lo de poner al projimo “de caldo y cocina”, haciendo una sama de una escama, o cosas semejantes. (Como sus víctimas suelen ser cluecas del mismo gallinero, la “alegantina” alcanza la réplica de acuerdo con la refranera recomendación: “A lengua ligera, tijera”. Sobreviniendo el escobonazo, las grandes trifulcas, las sonadas peloteras de los Riscos, siempre tienen por protagonista una alegantina)».

Hay que destacar la gran diferencia semántica que la palabra "ALEGAR" tiene en el léxico canario con la lengua española. Veamos en primer lugar, la entrada y acepciones que recoge el Diccionario de Canarismos de la Academia Canaria de la Lengua (DBC), con sus expresiones orales recogidas; y en segundo lugar, la entrada y acepciones del Diccionario de la Real Academia Española (DRAE):

DBC: «1. v. Conversar, hablar sin objeto determinado y por mero pasatiempo. 'Nos pasábamos toda la tarde ahí al soquito, alegando hasta la hora de la cena'. 2. v. Conversar en perjuicio de un ausente, censurando sus acciones. 'Lo que no me gusta de él es que alega de todo el mundo'. 3. v. Protestar, disputar, altercar. 'Yo no me voy a poner ahora a alegar con el policía'».

DRAE: «1. tr. Dicho de una persona: Citar, traer a favor de su propósito, como prueba, disculpa o defensa, algún hecho, dicho, ejemplo, etc. 2. tr. Exponer méritos, servicios, etc., para fundar en ellos alguna pretensión. 3. intr. Der. Dicho del interesado o de su abogado: Argumentar oralmente o por escrito, hechos y derechos en defensa de su causa».

Como diría Pepe Monagas "De perales a morales, verdes son las plataneras". Cualquier parecido pura coincidencia.

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